Desde mi ventana |
Alejandra y Laia |
El Dr Bryan |
Está en el caribe panameño y es obligado visitar sus playas, hoy ha ido a playa La Angosta y se ha dado un buen baño en sus cálidas aguas, después se le ha antojado visitar el otro lado del canal las esclusas de Agua Clara. Le ha resultado mucho más agradable la visita a Agua Clara que la de Miraflores, esta última muy masificada.
El viajero está muy sorprendido de la cantidad de basura que inunda cualquier de las poblaciones que ha recorrido de esta provincia. En Sabanitas donde está hospedado, el barrio que ha tenido que atravesar para llegar al alojamiento estaba completamente saturado de basura por todos los lados. Lo ha observado en Colón, además de la basura, el centro de la ciudad estaba francamente deteriorado.
Siguiendo la señal de centro, se ha introducido en una zona con casas en ruinas, suciedad por doquier y niños jugando por las calles. Con la sensación de haberse metido en un barrio de los suburbios, observa un grupo de policías y acerca su coche:
Fuerte bacteria de Santiago de la Gloria |
Cementerio viejo de Portobelo |
La vuelta a Ciudad de Panamá ha tenido sus llamémosle adversidades. Trafico lento y con constantes retenciones, que minan la paciencia de cualquier mortal.
El viajero circulaba pacientemente y tras una retención de más de diez kilómetros la circulación comienza a estar más fluida al llegar a una vía de doble carril, limitada a 65km en algunos tramos. Iba detrás de un vehículo y muchos otros les adelantaban. Así que en una larga recta, adelanta también al vehículo precedente y se incorpora de nuevo al carril derecho, a los pocos metros un policía le hace señales de parar.
– Buenos días.
– Buenos días Sr. Me permite su documentación. El pasaporte también.
El viajero entrega su documentación y sale del vehículo.
– Le he parado porque usted ha rebasado el límite de velocidad que en este tramo es de 65km hora. Según el radar móvil usted iba a 108km hora. Esto es una infracción grave que supone una multa de 145$.- indica el agente.
– Lo siento agente, usted habrá observado que simplemente he rebasado al vehículo que me precedía, y me he incorporado inmediatamente al carril derecho levantando el pie del acelerador. No puede discutir que, como usted afirma en un instante mi velocidad, aunque lo dudo, fuera la que usted indica.- aclara el viajero.
– Usted ha cometido una infracción grave y debo ponerle la multa. – insiste el agente.
– Pero eso es mucho dinero- se lamenta el viajero.
– La multa, al ser usted extranjero, debe abonarla en las oficinas centrales de Ciudad de Panamá, lamentablemente, además de desplazarse hasta allí, seguramente tendrá que guardar la fila hasta que le atiendan, eso puede ser lo más costoso.
El viajero siente que el agente se está aprovechando de la situación, en ningún momento le muestra con el aparato para que compruebe la velocidad a la que el agente afirma que iba. Pero se controla, trata de congraciarse intentando que se ablande y no le aplique la sanción. El agente saca su libreta y comienza a rellenar la boleta.
– ¿No podría ser usted más generoso y evitarme el problema? – tratando de encontrar una mejor solución.
– ¿Cuánto dinero tiene usted?
– No lo sé exactamente. Ahora le digo.
Coge la cartera que ha dejado en el asiento del copiloto, cuenta el dinero y le dice al agente.
– Tengo 100$ dólares en efectivo nada más.
– Está bien, déjelos ahí, no los cuente – mientras le señala el cajón derecho abierto de la motocicleta.
– De acuerdo Sr. Ahí están.
El agente le devuelve la documentación y rompe la boleta.
– Puede usted continuar su viaje y procure estar bien atento a las señales y no rebasar los límites de velocidad.
El viajero continúa su viaje, mientras, piensa que el policía hoy se ha llevado una buena coima, pero ¿y qué otra cosa podía hacer?
Al final llega a devolver el carro, se lo revisan y el muchacho que hace la revisión le dice que tiene un raspón en el parachoques trasero.
– Pues no me había fijado, miente. Pero eso es una tontería.
– Hay que evaluarlo, espera a que el responsable lo valore.
El responsable le indica situando una especie de tarjetita en la casi invisible zona del impacto que eso supone una penalización para la reparación de 145$.
Nuevamente el viajero tiene que tragar, aunque lo estaba negando, ya había observado tres diminutos puntos en los que se había saltado la pintura, menores que el tamaño de una lenteja pardina, pero no imaginaba que le iban a cobrar por ello.
Después de hacer el abono se retira al Hotel Príncipe, que había reservado. Después de acomodarse. Marcha caminando hasta la Cinta Costera para ver la coronación de las reinas del carnaval.
Después de una larga espera esperando el inicio del espectáculo, al fin comienza la música y el baile. Las imágenes que captura no valen nada, los focos deslumbran y queda todo sobreexpuesto.
Cansado se retira mucho antes de lo previsto.
Sábado 10 de Febrero
Hoy tiene previsto ver el desfile de carnaval que se celebra en la Cinta Costera. Los organizadores del evento, apoyados por la municipalidad han hecho un enorme esfuerzo, involucrando a cientos de personas de las comparsas y contando además, con el apoyo de las fuerzas de policía, con un enorme despliegue de medios para garantizar la seguridad del evento.
Por la mañana se da nuevamente un paseo por las proximidades de la Cinta Costera. Ha aprendido a manejarse en el metro.
Tras almorzar en el Mercado de Mariscos, en las inmediaciones, se coloca junto a un puesto de policía para solicitar un Uber, pero la aplicación no admite el viaje, por algún motivo que se le escapa no reconoce la tarjeta bancaria con la que hasta la fecha había realizado los viajes. Unas amables policías, testigos de su dificultad, charlan un momento con el viajero y le recomiendan que se traslade en el metro que tiene una entrada cerca del lugar.
– Si lo desea puede tomar el metro desde la estación 5 de mayo que está aquí cerquita para llegar a Vía Argentina, a menos de tres cuadras del hotel Príncipe. - le sugieren amablemente.
– Sí, pero para ello es necesario tener una tarjeta, que no se como se adquiere. –responde el viajero.
– Tenga usted, tengo una que me encontré, que creo que además tiene saldo suficiente. – la policía le pasa una tarjeta.
Alrededor se escucha un ruido ensordecedor.
– ¿De dónde viene ese ruido?
– Son los chinos que están celebrando el nuevo año. Vaya usted a sacar unas fotos.– le animan.
El viajero agradece el detalle, se despide por el magnífico trato recibido y cruza la calle para ver lo que ocurre. Un grupo de personas con instrumentos de percusión se sitúan detrás de un dragón manejado por dos personas, que se sitúan enfrente de los negocios y prenden unas tracas de petardos.
Siguiendo los consejos de las policías llega a la boca del metro y pregunta que debe hacer para llegar a la estación de vía Argentina. Comprueba el saldo de la tarjeta que efectivamente le permite acceder.
Descansa un rato en el hotel y al atardecer vuelve a la Cinta Costera para ver el desfile.
Domingo 11 y lunes 12 de Febrero
El viajero repite el paseo por el casco antiguo. Como ya le ha cogido la vuelta al metro se decide por volver a la esencia de la ciudad, recorre las calles observando el devenir de las gentes del barrio popular, la otra cara de la ciudad que mira con desdén los grandes edificios símbolo de la prosperidad y la modernidad.
Dentro del casco antiguo se ven edificios bien conservados y con las calles arregladas, atestadas de turistas. Pero si uno se adentra comienzan a aparecer edificios destartalados ocupados por familias populares, mozalbetes en las maltrechas calles con bastante basura en el entorno.
El viajero sigue transitando hasta una zona llena de comercios y puestos de venta de verduras y hortalizas: todo un mercadillo. Las gentes se saludan y las sonrisas de sus caras al cruzarse con "el gringo" denotan curiosidad y acogida. En una esquina llama su atención una peluquería barbería, los muchachos que la atienden le invitan a pasar y mantiene una charla con todos ellos. Lo cierto es que, tal como ahora se dice, está teniendo muy buena vibra con los panameños, se siente acogido.
Por la tarde se siente perezoso, el calor es muy agobiante y simplemente da un ligero paseo por los alrededores del hotel. Se retira pronto, rechaza la idea de volver a entrar en la zona del carnaval, ha observado larguísimas colas en los accesos: la policía registra a todos y cada uno de los asistentes.
Martes 13 y miércoles 14 de Febrero
El viajero ha vuelto a alquilar un auto por una semana. Su intención es conocer la provincia de Chiriquí y Bocas del Toro. Le espera un largo viaje. Ha reservado un hotel, no muy lejos de David, situado en plena playa de La Barqueta. Sale de Panamá city a las 8:30h y llega a su destino a las 15h.
El hotel es de esos que te ponen una pulserita para estar identificado como cliente y las habitaciones están situadas a lo largo de unos edificios de dos plantas, la planta baja tiene una terracita con acceso a la zona ajardinada. Lo cierto es que no tenía intención de descansar en la playa, no es algo que le atraiga en demasía, simplemente le gusta darse un paseo por la arena mojada y darse un leve chapuzón a lo sumo. Llega cansado y se da un paseo por el amplio recinto ajardinado. Un baño en la piscina, una cena frugal y a descansar.
Al día siguiente, miércoles, después del desayuno, se pasea por la extensísima playa, casi desierta y se mete un poco en el agua con prudencia, ya que intuye que hay resaca. Nuevo baño en la piscina y, a lo suyo: a curiosidad por la ciudad de David. Lo cierto es que se ha sentido defraudado, esperaba otra cosa del parque Miguel de Cervantes, y de la Catedral.
Iglesia de La Sagrada Familia. Parque Cervantes |
Catedral de David |
Desesperado para un taxi y le propone dar vueltas por la zona, explicándole lo de su referencia visual. Pero es inútil, ya es de noche. El taxista le recomienda, dando por hecho que dando vueltas sin sentido no lo va a encontrar, que llame a la casa de alquiler, que seguro que ellos tienen el vehículo localizado.
Paga al taxista y baja. Los papeles están en el coche y no tiene registrado en el celular el teléfono. Al fin, se le ocurre que se lo puede proporcionar el hotel donde contactó con la casa de alquiler:
– Este es el Hotel Príncipe si quiere ... marque... si quiere hablar con recepción marque...
– Buenas noches, mire tengo un problema con el coche que alquilé en el hall del hotel, no tengo el número de telefoneo, me lo podría facilitar.
– Un momento el numero es...
El viajero le repite el número para confirmarlo y posteriormente llama al número que le han facilitado.
– Dígame, Buenas noches.
– Mire soy el que alquilo el Kía Río el otro día y no consigo encontrarlo en el lugar que creí que lo había aparcado. ¿Lo tienen localizado?
– ¿Es usted el español? No se apure lo busco en nuestra aplicación y le llamo.
El viajero respira, aliviado de la tensión. Al poco tiempo le indican el punto exacto donde se encuentra el auto. Relativamente cerca de una heladería donde acababa de comprar una botella de agua. Pregunta en la heladería y uno de los muchachos le acompaña al lugar. Toma el auto, devuelve al muchacho a su trabajo agradeciéndole encarecidamente su gesto. Llega al hotel a las nueve, a tiempo para cenar. Otro nuevo despiste, otra nueva aventura. Como dicen en la familia Garín: otra "garinada".
Jueves 15 y viernes 16 de Febrero
Toca de nuevo dar un paseo con el auto, destino: Boquete. La intención del viajero es conocer esta zona de la provincia de Chiriquí, por la información recogida se trata de una zona montañosa próxima al volcán Barú.
El viaje se le antoja interminable. Sale pronto, a las 8 de la mañana y llega a en dirección al alojamiento que reservó por internet Campester House, pero con ese nombre no aparece en Google Maps. Al llegar a Boquete Alto hace una parada e insiste en su búsqueda. En las proximidades observa una camioneta de la policía y se acerca.
– Buenos días agentes. A ver si pueden ayudarme: Tengo hecha una reserva en un alojamiento que se llama Campestre House y no consigo localizarlo por el google. Lamo al teléfono y no obtengo respuesta.
– ¿Como no Sr.? –los dos agentes con sus celulares buscan en otras aplicaciones distintas y tampoco obtiene fruto y llaman a la central.
El compañero de la central después de un rato les indica la ubicación diciéndoles que esta después de la entrada abandonada de Mystic Garden.
– Lo mejor es que usted nos siga. – se ofrecen muy amables los agentes llevándole al lugar.
Se trata de una casa situada en una zona alejada y muy tranquila. Deja sus cosas y marcha al pueblo para conocerlo y de paso almorzar.
La región es montañosa muy próxima al volcán Barú la vegetación tropical con un mezcla de palmas, grandes helechos y pinos arropan las montañas con su manto verde, ríos y torrentes descienden hasta el valle. Un buen lugar para disfrutarlo haciendo senderismo. Mucho turista. El clima es bastante agradable, a pesar de ser verano las temperaturas estos días no han llegado a los treinta grados y por la noche refresca.
El viernes por la mañana lo dedica a darse unas vueltas por la cercana población de Boquete Bajo y deambular por las carreteras próximas de montaña. Piensa que, al menos en verano, es un lugar fantástico para vivir. En las proximidades encuentra haciendas cafeteras, en estos momentos, el café está en flor, pero no se anima a visitar ninguna.
A su regreso a Boquete Alto un gran cartel anuncia: Capilla de la Natividad y decide visitarla, alli se encuentra con una agradable sorpresa, un enorme belén ocupa toda la capilla, el belen permanece todo el año. Se trata de una edificación reciente producto de la donación de una familia a la comunidad franciscana.
Por la tarde, Sebastián, compañero de la encargada del hostal, le recomienda visitar un embalse situado a escasos kilómetros.
Se retira pronto, tiene la intención de madrugar para llegar a tiempo de tomar el Ferry para la Isla Colón.
Sábado 17 y domingo 18 de Febrero
Boca del toro, nuevo destino. El amigo del viajero: Adolfo, que vivió unos años en Panamá, le recomendó que visitara esta región; se lanza a la carretera camino de Almirante, para tomar el ferry que le traslade a Isla Colón, cuyo nombre deviene de las visitas del incansable navegante Cristóbal Colón.
El viaje es muy entretenido, las carreteras se encuentran en pésimas condiciones: llenas de baches, hay que estar muy atentos para sortearlos. Es como hacer un rally. Le habían informado que existía uno a las 14h, llegó a las 13:30 con tiempo suficiente para tomarlo, pero al entrar en la población, un tipo en bicicleta, con chaleco reflectante y con una tarjeta identificadora colgada del cuello, se presenta diciéndole que es encargado de turismo de Boca del Toro y que el último ya salió a las 11h, pero que no se preocupe, que puede dejar el carro estacionado con total seguridad y tomar una lancha hacia la isla.
El tipo le guía hasta el embarcadero donde debe tomar un billete de ida y vuelta en la lancha y después le lleva a un aparcamiento en las proximidades, que según él es completamente seguro. Deja el vehículo y le dice que tiene que pagar tres días, también el día de vuelta. Con un colega le llevan el equipaje hasta el embarcadero y después le pide 21 dólares. El viajero se percata que el tipo le está timando, pero es demasiado tarde para reaccionar y piensa que, si se niega, los tipos se pueden negar y pagarlo con el carro. Así que traga, no tiene fuerzas para discutir, volver al carro con el equipaje y encontrar otro sitio. Nuevamente ha sido víctima de otro sablazo al turista.
El viaje de ida y vuelta en la lancha le ha costado diez dólares. El viaje demora media hora. Desembarca y a la salida no encuentra ningún taxi que le pare. La isla se encuentra totalmente levantada por obras, charcos, grava, aceras levantadas... apenas pode arrastrar la maleta. Consulta el navegador que le indica que tiene que recorrer un kilómetro en pésimas condiciones. Hace el recorrido hasta que el celular le indica: su destino está a su derecha.
– Pero, ¡que puñetas! si esto es un almacén. – se lamenta el viajero hablando solo.
En la puerta, el dueño del almacén le dice que no conoce el hostel. Pregunta a un señor asomado a la terraza de su casa.
– Buenos días. ¿Conoce usted donde está el Guayana hostel, la dirección que me han dado es que se encuentra entre Avenida G y calle 7a?
– No señor, pregunte al de la bicicleta.
El tipo de la bici tampoco lo conoce pero hace esfuerzos por ayudarle preguntando a los vecinos. Un joven se ofrece a ayudar y le pide una foto del hostel. Le enseña la que aparece en la reserva y le dice.
– Esta en esa esquina, en la contraria al almacén del chino.
– Así es, corrobora una señora. Es donde hacen el mejor sushi de la isla.
Consigue llegar al alojamiento, dejar sus cosas y salir a dar un paseo. En uno los embarcaderos le informan de varias posibles excursiones por las islas.
El domingo, el día aparece lloviendo, pero decide no suspender su excursión. Salen a las 10h del embarcadero y tienen prevista su vuelta a 16h.
Recorren varias islas de cuyos nombres, solo recuerda la Isla Bastimento. La lluvia y la niebla impiden poder disfrutar en plenitud de esta maravilla de la naturaleza. Si que han podido avistar delfines al inicio del tour. Pero, a medio día se ha dado una baño en la playa, ha hecho snorkeling (el buceo con tubo de toda la vida) y ha visto algún oso perezoso hecho una bolita y estrellas de mar.
– ¡En fin! debería haber programado mejor este viaje y haberme quedado un par de días más, pero tengo que regresar a la capital para devolver el carro.– conversa el viajero en soliloquio.
Lunes 19 y martes 20 de Febrero
El lunes sale de vuelta a Panamá City, tiene que devolver el coche alquilado y dedicar un tiempo a actualizar el blog, el lunes se pasa todo el día conduciendo. Se levanta muy temprano y a las 6:30h toma la lancha para Almirante.
Allí, esta vez, encuentra el carro en un lugar próximo al embarcadero, a escasos doscientos metros. Estaba intacto, pero no había nadie cerca. Lo que confirma que fue objeto del típico timo del aparcamiento al turista. Son gajes del paseante extranjero y solitario.
El viaje de regreso a Ciudad de Panamá ha resultado largo y tedioso. Casi seiscientos kilómetros y diez horas de viaje sorteando baches. Llega a las seis de la tarde al hotel y devuelve el carro. Cena y se acuesta pronto.
El martes se pasa casi todo el día en el hotel, apenas un paseo por los alrededores y sin cámara, recoge la ropa de la lavandería y madura la idea de visitar la provincia de Darién. Decide alquilar de nuevo el carro que había usado.
Miércoles 21 y Jueves 22 de Febrero
Miercoles 21
Antes de venir a Panamá el viajero tenía el antojo de conocer el Darien una zona selvática que hace frontera con Colombia pero que no tiene continuidad con la carretera Panamericana.
Después pudo ver noticias respecto al grave problema de la migración en la zona, gentes que huyen de sus países buscando llegar a los EEUU: haitianos, cubanos, venezolanos, etc. que buscan un futuro mejor. Entre los migrantes hay niños.
La tragedia humana es que son víctimas de las mafias y algunos pierden su vida en el intento.
Después de esta información descartó la idea de conocer la zona, pero una vez llegado a Panamá ha podido saber que se puede llegar a visitar la selva. En el hotel donde estaba alojado una persona le indicó que una opción era llegar hasta Yaviza y consultar si alguien le podría llevar a hacer un recorrido de unas horas por la selva. Ni corto ni perezoso y sin encomendarse a Díos ni al diablo. Se lanza a esta aventura con su coche alquilado.
El viaje es
una paliza, la distancia de 280Km,
con un
lamentable estado de la carretera, le ha supuesto más de siete horas de viaje
pero ha llegado a su destino.
Yaviza le ha dado la sensación de ser una población muy humilde con casas muy sencillas. Tiene un pequeño puerto fluvial donde ha visto circular unas lanchas de madera con motor fueraborda. Se ve bastante policía circulando con camioneta o en bicicleta.
Ha aparcado su coche junto al cementerio próximo al embarcadero del puerto y, al azar, se ha dirigido a un señor mayor.
– Buenas tardes Sr. Mire usted estoy buscando alguna persona con la que pueda hacer un tour por la selva. – consulta el viajero.
– Ese sabe. – responde el interpelado.
– ¡Giovanni! ¡Giovanni acércate! – grita el tipo señalado.
Giovanni se presenta y saluda al viajero.
– Me indican que es posible que usted pueda llevarme a dar un paseo por la selva y hacer una caminata. ¿Es posible?
– ¿Qué tipo de paseo, por selva cerrada, por caminos…?
– No lo sé lo que a usted le parezca.
– Bueno le puedo llevar a un lugar y hacer una caminata, podríamos salir mañana sobre las 8h y llegar aquí sobre las 16:30h.
– Pues me parece bien.
– Hay algún hospedaje por aquí.
– Sí Sr., yo le acompaño.
Giovanny le acompaña a una casa en las proximidades que alquila habitaciones. La casa la regenta la Sra Leticia, maestra jubilada y exalcaldesa de Yaviza. Charlan un rato mientras se acomoda en la habitación y guarda el carro en el patio. Está agotado del viaje y toma algo de cenar y se retira.
Jueves 22
Se levanta temprano y tras el desayuno se encuentra con Giovanny, una lancha les traslada a la otra orilla del río Chucunaque. Desde que se hizo la carretera, rara vez, según le dicen, navegan embarcaciones transportando mercancías y pasajeros. El puerto es utilizado por pequeñas embarcaciones con un motor fueraborda.
En la otra orilla unas camionetas transportan las mercancías a las comunidades del otro lado del río por unas pistas de tierra, la actividad se realiza en la estación seca; cuando llegan las lluvias el terreno es impracticable por el barro. Primero llegan a Vista Alegre, lugar donde descienden algunas personas y continúan por la pista flanqueada por la espesa vegetación sobre la que destacan los higuerones y sobre todo el cuipo, que llaman la atención del viajero.Llegan a Unión Chocó una población bañada por el río Tuira y el río Yape.
De vuelta a Unión Chocó de nuevo con el bote, almuerzan algo en casa de una señora conocida de Giovanny y esperan la camioneta que le lleva de regreso a Yaviza.
Al atardecer, paseando por la población, encuentra junto a una descuidada plaza una iglesia y entra en ella, están celebrando la eucaristía, apenas diez personas mayores siguen la celebración. Decide participar. Terminada la misa el sacerdote le saluda y alguna feligresa le dice que al verle llegar al pueblo pensaba que era un religioso amigo de la Sra Leticia. Se retira tranquilamente paseando hasta la pensión, siente que mucha gente le observa y cree que muchos ya saben que vino ayer y donde se hospeda. Aquí se ven muchos trabajadores de las obras que se están acometiendo, pero ningún turista.
Comunidad Emberá. Paseo por la selva
Viernes 23 y sábado 24 de Febrero
El viernes se levanta sin saber a donde ir, tiene que devolver el carro el domingo. Mientras desayuna toma la decisión de conocer el Valle de Antón una zona montañosa de renombre.
Desde Yaviza al Valle de Antón hay 410km y tal como está gran parte de la N1 con circulación lenta a causa de los baches ha tardado con alguna parada 9horas.
Ha llegado a las 17h muy cansado y justamente ha tomado algo para calmar el hambre y se ha retirado temprano. Eso sí ha recabado información de lo más interesante para visitar.
El sábado lo ha dedicado a visitar cascadas, un museo y cómo no un centro de recuperación de anfibios en peligro de extinción. Lo cierto es que las ranitas se encuentran en unas urnas de cristal que dan reflejos y resulta imposible enfocar la cámara.
Una afición del viajero es la pesca de río a mosca y siempre le han atraído las masas fluviales en general y las cascadas en particular, así que ha disfrutado mucho de su paseo por el Chorro Macho y Chorro las Mozas: dos lugares dignos de visitar.
Más que describir lo que ha visto, es mejor que veas la presentación de hoy. Disfrútala.
Domingo 25 y lunes 26 de Febrero
El domingo se levanta muy temprano y antes de las seis inicia su regreso a la Ciudad de Panamá. Debe devolver el auto. Tiene suerte; al ser festivo las obras no están en funcionamiento y el tranque apenas se percibe en La Chorrera. Antes de las nueve ya está en el hotel. Devuelve el carro y deja su equipaje en recepción hasta la hora de entrada.
Se da un buen paseo por la Cinta Costera. Está muy tranquila, gente circulando en bicicleta y practicando todo tipo de deportes: baloncesto, padel, boleybol... El paseo y las canchas están muy bien cuidadas y la gente aprovecha la mañana del domingo para pasear y hacer ejercicio.
A mediodía tomo el metro almuerza en un restaurante próximo al hotel y se retira a descansar.
Después de una buena siesta, y de revisar el blog, se da un baño en la piscina. Más tarde se da un paseo por los alrededores y nuevamente se retira.
El lunes estaba pendiente de que le confirmaran una reserva para visitar San Blas que se ha suspendido. Tampoco ha encontrado plaza en las excursiones a Contadora, tenía que haber sido más previsor y haber reservado con mayor antelación, pero ya se sabe que el viajero improvisa sobre la marcha. En cualquier caso no se arrepiente, lo cierto es que las payas no son precisamente algo que le atraiga excesivamente. En muchas de las excursiones piden para reservar un mínimo de dos personas. Así que vuelve a quedarse en la ciudad, decide marchar a Isla Perico e Isla Flamenco.
Estas dos islas están unidas al continente por una carretera que fue construida con el material extraído de la construcción del canal. Es una zona con atracaderos de lanchas y yates de recreo e incluyo hay un puerto de cruceros. Se ve una gran cantidad de turistas y bastantes establecimientos de hostelería, venta de recuerdos y artesanías.
Va a la última de las islas: Isla Flamenco. De allí se lanza ha recorrer el pequeño istmo artificial que une las islas con la capital. El día es caluroso y eso hace que el viajero se agote y tenga que parar para comprar agua e hidratarse, siendo sinceros también unas cervecitas.
Pedro, Luis y Jeisa |
Se despide, toma un taxi y se retira al hotel.
REPORTAJE DEL DÍA
Martes 27 de Febrero
El viajero se va de excursión, ha contratado un tour para ver monos y perezosos; se lo debe a sus nietos. Habitualmente procura ir por su cuenta, pero es complicado.
Muy temprano le recogen en el hotel y tras cargar al resto de personas, van hacia el lago Gatún, allí
embarcan en unas lancha que les lleva a las orillas de las islas del lago para ver monos. Hay varias lanchas que hacen la excursión y compiten por llegar antes y buscar mejor posición para avistar a los simios. Al principio resulta muy difícil localizarlos y distinguirlos, ha conseguido captar alguna imagen del mono aullador, del capuchino y del tití.
Más adelante les han llevado a un resort en donde está ubicado el refugio de perezosos. En el lugar también se puede visitar el mariposario, las orquídeas y el espacio para las ranitas.
Como suelen ser estas cosas, gran cantidad de visitantes, estamos en temporada alta, como corderitos, son guiados por el complejo y castigados sus oídos por las explicaciones de un guía bilingüe. El viajero resiste como puede el intenso calor acompañado por la inevitable perorata.
Le llama la atención, entre otras cosas, el pequeño tamaño de las ranitas, sobre todo una de color naranja, que apenas tendrá no más de un centímetro cuadrado y que tiene sus patas de color azul.
Para finalizar la visita les presentan unos osos perezosos que han rescatado y que, como en ellos es habitual se encuentran descansando. Uno de los voluntarios los activa para que se muevan un poquito, para que los visitantes los puedan observar en movimiento.
MONOS EN EL LAGO GATÚN
PEREZOSOS
PASEO POR GAMBOA
28 miércoles y 29 jueves de Febrero de 2024
El viajero se dedica a preparar su regreso, quiere estar presente en Pamplona cuando nazca su tercer nieto.
Hola viajero ✌️
ResponderEliminarSomos la familia, Carlos y Karina 😊, un placer ayudarle.
Le deseamos una excelente aventura.
Muchas gracias de nuevo a Carlos y Karina que me ayudaron cuando lo necesitaba, Ya he corregido los nombres. Gracias, gracias, gracias.
EliminarSaludos de Pedro,José y Jeissa 🐠🐟🐳
EliminarHola, familia. Me alegro de saludarles.
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