Panamá 30/01/2024

Desde mi ventana
Martes 30 de Enero
Desde su vuelta de Colombia, en marzo de 2023, el viajero ha tenido serios problemas de salud. A los pocos días de su regreso, descubre al toser que sangraba y, rápidamente, contacta con su neumóloga. Las pruebas realizadas determinan que tiene un tumor en el pulmón derecho. Se trata de un cáncer. Se asume el riesgo de una lobectomía del tercio inferior izquierdo. Gracias a Dios, todo sale bien y se recupera. De este modo decide continuar su periplo viajando esta vez a Panamá.
El viaje un poco apurado: En autobús desde Pamplona en dirección a Barajas T4, transbordo en Soria. Puede que el viajero se encuentre ahora más susceptible de lo habitual, pero no le han parecido bien los comportamientos de los conductores, bastante bordes y escasos de paciencia. Ciertamente, la fauna usuaria de este servicio ha ido cambiando progresivamente y muchos pasajeros no tienen un comportamiento respetuoso con las normas más básicas de conducta: se cambian de asiento, no se ponen el cinturón, ponen música en su móvil, se levantan, comen... Pero todo ello no da derecho al trato displicente de los conductores, con aires de superioridad y con  tufillo xenófobo. 
Al llegar a la T4 se inicia un largo periplo de más de una hora, primero un largo paseo para llegar a la salida de los autobuses, escaleras mecánicas, rampas. Cuando el autobús te deja en la T1, la terminal de salida de AirEuropa, te encuentras con que, tras el paso por los escáner y por la policía, tienes que caminar a paso ligero en dirección a la  puerta de embarque que también en esta ocasión está de las más alejadas.
Otra cuestión bastante habitual es que se retrase la salida del vuelo, en este caso una hora más tarde de lo previsto. En fin, una vez que el avión despega conviene relajarse y esperar las diez horas de vuelo, en este caso.
Tenía reservado el taxi y esperaba encontrarse a la salida con el conductor con el típico cartel con el nombre. Pero no ha sido así y ha tenido que tomar otro taxi hasta el hotel. La distancia hasta el hotel es de unos veinticinco kilómetros. Una vez acomodado decide saciar el hambre con una hamburguesa y se acuesta agotado.

Miércoles 31 de Enero
Ya descansado, y bien desayunado, comienza su primer día en la ciudad. Lo primero, y principal, obtener una tarjeta panameña para poder comunicarse con datos mediante WhatsApp. Después, tomar el bus turístico que da un paseo guiado por toda la ciudad y, así, hacerse a la idea de las visitas interesantes.
Alejandra y Laia
De camino hacia la parada del bus, para un momento en un café, regentado por una familia venezolana que lleva seis años en Panamá, gente muy amable con la que tiene una larga y amena charla.
Toma el bus turístico "CitySightseeing Panamá", con16 paradas en puntos estratégicos. El viajero puede bajar y cada media hora pasa el siguiente para poder incorporarse al recorrido. Una magnífica opción para hacerse una idea de la ciudad y posteriormente profundizar en su conocimiento.
El viajero no encuentra la boleta, solo tiene el tique de pago. La persona que controla el acceso al bus le permite acceder pero le advierte que no podrá bajar para acceder de nuevo a completar el recorrido, con lo cual se tiene que limitar a descender en una sola parada. Decide bajar en el Casco Antiguo para dar un buen paseo y de allí, caminar hasta el hotel situado a 4 kilómetros.
El contraste entre los rascacielos de la gran orbe y el casco antiguo produce admiración en el viajero: el viejo barrio fue destruido por el  pirata Morgan en 1671. Además a lo largo del tiempo sufrió repetidos incendios, pero, progresivamente, ha sido restaurado con evidente acierto, recibiendo en 1997 el reconocimiento de patrimonio mundial de la Unesco. Tiene una gran oferta gastronómica y comercial y por el transitan gran cantidad de visitantes. 
El viajero disfruta del paseo por sus calles y hace un descanso en uno de los locales que llaman su atención: La Rana Dorada. Pide una pizza y se toma un par de pintas para calmar placenteramente su sed.
Después del paseo regresa al hotel caminando. En la avenida Justo Arosemena se tropieza con una enorme cantidad de gente procesionando, mientras reza el rosario. Se informa y le indican que están celebrando el día de Don Bosco y le asombra la gran cantidad de gente que participa.


 
 
Jueves 1 de Febrero
El viajero se incorpora de nuevo a la rutina del paseo, vuelve a tomar el bus turístico con la intención de ir a las esclusas de Miraflores para observar el paso de algún barco por el canal. El piso superior está completo por los ancianos pasajeros de un crucero, cuyo trasatlántico esta atracado en el puerto tras atravesar el canal. Al observar en silencio la fauna viajera y, sin percatarse de su propia edad, piensa que difícilmente viajaría con esa compañía de vejestorios.
No le importa quedarse en la parte baja del bus. Es consciente, por experiencia, que difícilmente salen buenas fotos en marcha.
Decide no bajarse en la parada de Miraflores en la primera vuelta, según indican, los barcos aparecen a partir de la catorce horas. Baja en la parada del Mercado del marisco y almuerza un pescado.
Al terminar el almuerzo sale a tomar el siguiente bus, pero este no para. Un muchacho se le aproxima, también ha perdido el bus, y mientras esperan al siguiente charlan amigablemente, es ecuatoriano, vive en Quito y dice ser médico, en la especialidad de neumología.
El Dr Bryan

Toman al rato el siguiente bus y vuelven a iniciar el recorrido hasta bajar en las Esclusas, un buque está iniciando el recorrido. La gente se arremolina junto a las vallas de separación. Lentamente, muy lentamente, el buque es remolcado por la esclusa por una grúas especiales situadas a babor y estribor. 
Al tomar el autobús de regreso, el último, se puede observar, en la distancia, como el barco se encuentra en el océano después de pasar por el canal.

 
 
 
Viernes 2 de Febrero
El viajero ha decidido visitar el Biomuseo, que alberga el edificio diseñado por el famoso e innovador arquitecto canadiense Frank Gehr, el mismo arquitecto que diseño el Museo Guggenheim de Bilbao. Al viajero se le antoja que la edificación es una colorida escultura moderna, muy rompedora y que no acepta la indiferencia del que la contempla.
En el interior hay varias salas dispersas a las que se accede a través del hall a diferentes alturas. En ellas se puede disfrutar de unas presentaciones de gran calidad, destacando sobre todo la dedicada al fondo marino.
Al visitante le ha llamado la atención que había varios grupo de niños, muy pequeños, acompañados por sus cuidadoras, con un comportamiento envidiable que deberían copiar muchos adultos.
Después del almuerzo se ha retirado para organizar el blog y hacer reservas: alquilar un automóvil y reservar un hotel en Colón. Mañana pretende viajar a esa ciudad.
 
Sábado 3 de febrero
Por la mañana el viajero ha recogido el automóvil y asistido de por el navegador ha llegado a Sabanitas: un corregimiento del distrito de Colón. El viaje ha sido tranquilo, lo que más le ha costado es salir de Ciudad de Panamá hasta la autopista hacia Colón y, una vez en Sabanitas, localizar el alojamiento. Gracias a las indicaciones de Isabella, la propietaria, ha conseguido llegar. Hoy sábado hay una circulación exagerada y extremadamente lenta. Acomodado en el alojamiento, ha comprado algo para matar el hambre, después una pequeña siesta.  A la tarde noche ha pedido en un restaurante arroz con marisco y estaba incomible, lo ha dejado todo y ha protestado, pero han tenido la caradura de cobrárselo. Se ha retirado pronto. 
 
Domingo 4 de febrero

Está en el caribe panameño y es obligado visitar sus playas, hoy ha ido a playa La Angosta y se ha dado un buen baño en sus cálidas aguas, después se le ha antojado visitar el otro lado del canal las esclusas de Agua Clara. Le ha resultado mucho más agradable la visita a Agua Clara que la de Miraflores, esta última muy masificada.

El viajero está muy sorprendido de la cantidad de basura que inunda cualquier de las poblaciones que ha recorrido de esta provincia. En Sabanitas donde está hospedado, el barrio que ha tenido que atravesar para llegar al alojamiento estaba completamente saturado de basura por todos los lados. Lo ha observado en Colón, además de la basura, el centro de la ciudad estaba francamente deteriorado.  

Siguiendo la señal de centro, se ha introducido en una zona con casas en ruinas,  suciedad por doquier y niños jugando por las calles. Con la sensación de haberse metido en un barrio de los suburbios, observa un grupo de policías y acerca su coche:

- Buenas tardes. ¿Para ir al centro de la ciudad? 
- Este es el centro señor -responde el agente.
Al ver la expresión de sorpresa le dirige a una avenida principal próxima.
Era muy tarde, casi las cinco, y no había localizado ningún restaurante por la carretera. En la avenida encuentra un puesto de asador de pollos, compra medio y lo devora con fruición.
De regreso a Sabanitas reflexionaba sobre el deterioro de la parte antigua de las ciudades.

 

 
 
Lunes 5 de Febrero
Se ha levantado pronto y a las diez de la mañana ya se encontraba en Portobelo. Mientras circulaba en dirección al alojamiento que había reservado iba escuchando la radio. Conviene aclarar previamente que ayer, domingo 4 de febrero, comenzaba la campaña electoral a las elecciones generales. Uno de los candidatos a la provincia de Colón, planteada que una prioridad era implementar un plan de recogida de basuras, que debía partir de concienciar a la población. El viajero no puede estar más de acuerdo. 
Después de localizar el alojamiento trata de encontrar alguna playa para darse un chapuzón. Observa que todos los accesos a las playas están cerrados. No alcanza a comprender que las playas estén privatizadas. Encuentra un acceso a una playa muy descuidada y mete el coche, está solo, lo aparca a la sombra de unos árboles y se sienta en un banco de madera , se pone a leer tranquilamente a la sombra, disfrutando de la brisa marina. Al cabo de un rato viene un niño y le reclama cinco dólares. Le parece un abuso y se larga. 
Continúa su camino hacia Portobelo justo antes de entrar encuentra las ruinas del fuerte batería de Santiago de la Gloria. 
Fuerte bacteria de Santiago de la Gloria
Después de tomar alguna fotografía, se da un breve paseo por la población, salvo las fortificaciones, a primera vista, no encuentra nada destacable y, como tiene intención de volver al día siguiente, continua su ruta hasta La Guaira. Aparca el vehículo en el pequeño embarcadero, donde las lanchas están dispuestas para llevar a los viajeros a Isla Grande. Ya es tarde para visitar la isla. 
- Buenas tardes Sr tiene que pagar cinco dólares por el aparcamiento - le informa un muchacho.
- Pretenden cobrarme cinco dólares por dejar el coche unos minutos mientras tomo un café y voy al baño. Me parece un abuso - responde el viajero.
- Si solo son diez minutos puede dejar el coche Sr.
Cementerio viejo de Portobelo
El viajero ya esta acostumbrado a que le sableen, pero todavía no llega a aceptar de buen grado esos abusos.Toma un café, utiliza un baño en pésimas condiciones a cambio de un dólar y se retira hacia el alojamiento que se encuentra a varios km de distancia.
De regreso se para a tomar unas fotos del cementerio viejo de Portobelo
 
 
 
Martes 6 de Febrero
Fue el mismísimo Cristóbal Colón quien, en su cuarto viaje, el 2 de Noviembre de 1502, atraído por la belleza de la bahía, bautizó el lugar con el nombre de Portobelo.
El lugar fue fortificado y hubo que esperar casi un siglo para que fuera utilizada como asentamiento poblacional, la ciudad se funda en 1597.
El puerto fue utilizado para la exportación de mercancía hacia España, uno de los puertos de salida de la Flota de Indias. 
La acumulación de mercancías y metales preciosos atrajo a bucaneros y corsarios: Drake, Parker y Morgan, fueron ejemplo de ello.
En el museo de la población  se describe también como un lugar de comercio de esclavos provenientes del continente africano.  
El viajero  al observar las fortificaciones con sus cañones apuntando a la entrada de la bahía imagina el devenir de los barcos y las batallas contra los piratas y corsarios.
Después de esta segunda visita a Portobello se desplaza nuevamente a la Guaira para tomar un bote a Isla Grande. Lo cierto es que al ser un día laborable casi todos los establecimientos se encontraban cerrados. Se toma un café en  uno de los pocos que se encontraban abiertos y, en la mesa de al lado se topa con tres personas con los que mantiene una amena charla: un valenciano y una pareja ovetense, los únicos clientes que estaban en la terraza.
Sin más regresa a su alojamiento. Llueve, una de esas agradables tormentas que riegan la tierra y dejan en el ambiente ese perfume a tierra mojada.
 

Miércoles 7 de Febrero
El viajero, con su característica forma de improvisar, ha decidido reservar a última hora, como en el sigue siendo habitual, un curioso alojamiento, hecho con contenedores de barco, en Punta Chame.
No hay una razón, pura intuición. Lo cierto es que debe entregar el automóvil que ha alquilado y faltan dos días. Y ¿a donde ir? husmeando en el "google maps",  se le ha antojado ese lugar. No le preguntéis por qué.
A las 14:30h llega a su destino más de 4 horas de viaje. Se acomoda y se da un paseo por la playa. 
El alojamiento es muy original: Unos cuantos contenedores apilados conforman el edificio, cada contenedor es un departamento, han abierto unos huecos para colocar las puertas y ventanas. Se encuentra a pie de playa. 
Una legión de jóvenes está practicando el surf con parapente: "kitesurf". La playa esta llena de aves artificiales realizando saltos y cabriolas. Todo un espectáculo. Algunas aves, seguramente asombradas con los intrusos, planean cercanas manteniendo prudentemente las distancias.
 
 
 
Jueves 8 de Febrero
Ya ha decidido que va a hacer en los próximos cuatro días, definitivamente pasará los carnavales en Ciudad de Panamá, le han dicho que los mejores se encuentran en el interior pero los alojamientos están llenos desde hace varios días.
Hoy está resuelto a pasear por la playa que se encuentra al final de Punta Chame, esta relativamente cerca pero hace mucho calor y va con el auto. Termina la calle asfaltada y se encuentra una pista, la toma en linea recta y el vehículo empieza a patinar, pero terco, continúa hacia adelante hasta que se queda varado en la arena: "ni palante ni patras". El auto es de tracción delantera y las dos ruedas están clavadas, trata de meter palos y chapas, que se encuentran alrededor, debajo de las ruedas motrices, pero lo único que consigue es que al acelerar, aunque sea suavemente, las ruedas se claven más.
Está solo, al instante aparece un vehículo que ha entrado por otro lado (el correcto). Un muchacho encantador trata de ayudarle empujando, pero no se consigue moverlo un centímetro. Llegan unos compañeros. Otro vehículo se aproxima por el mismo camino que el viajero ha tomado y, éste, le hace señales para que pare y cambie de dirección, le preguntan por qué y les dice a gritos que se pueden quedar atascados señalando su propio vehículo.
Se acerca al lugar donde estaba aparcado el muchacho y los turistas que trataban de pasar por el camino incorrecto. Le dicen que entre todos podrán desatascar el carro. Son cinco personas empujando, el vehículo no se mueve. 
Justo en el lugar hay un enorme cartel avisando: "cuiden sus pertenencias para evitar robos", debajo un teléfono de emergencias. El muchacho llama y le dice la policía que la vagoneta, con la que pueden rescatarle, no se encuentra en el puesto y que no saben cuando llegará. 
Los turistas se ofrecen a llevarle al puesto de policía para ver si encuentra una solución. De camino le dicen que son turistas de Estados Unidos, le ofrecen agua.
En el puesto de policía le indican, como solución, que en el pueblo hay un señor llamado Chicho que se dedica a sacar carros atascados. Pero no tienen registrado su teléfono. La estadounidense comienza a mosquearse, el viajero lo nota por la expresión de su cara, constantemente maneja el traductor de google,  el policía le dicen a través del celular que el está dispuesto a acompañarnos hasta el pueblo y que después le deben retornar al puesto. Entonces ella, comprensiblemente, se excusa,  dice que tiene que ir al hotel.
El agente para a un coche que llegaba al puesto y le solicita a la conductora  que, si no le importa, lleve al viajero al pueblo. Es una familia que atentamente le lleva al supermercado y espera a que el viajero consiga ayuda. Desgraciadamente, con los nervios, no está seguro de los nombres de la pareja, le suena algo así como Carlos y Karina.

Paran en el supermercado, el viajero pregunta por el tal Chicho, pero observa que hay un pick up con cabrestante en el aparcamiento. Sin pensárselo dos veces pregunta:
- ¿Es de alguno de ustedes ese auto? Necesito su ayuda.
- Si señor, mi jefe está dentro, hable con él - responde el interpelado.
Se dirige al conductor del vehículo, al que no puede ver porque el auto tiene las lunas tintadas.
- Buenas tardes señor, estoy en un apuro y necesito su ayuda. Al dirigirme a la Punta Chame, a la playa, me he quedado atascado en la arena y necesito que alguien me saque. Veo que su camioneta tiene en la parte delantera un cabrestante y, si usted fuera tan amable, podría sacarme del problema. - explica el viajero.
- ¡Como no!, Ahora mismo le ayudo. - responde amablemente el jefe.
El viajero se despide de la familia, agradeciendo su ayuda y monta en la pik up.
De camino, menos de 5 minutos, le dicen que son constructores y que en este momento ya habían terminado su tarea.
Llegan al lugar y enganchan el cabrestante en la parte trasera del vehículo, tiran y lo arrastran hacia suelo firme.
- Muchísimas gracias. Me han salvado de un auténtico problema. - agradece el viajero.  
- No hay de qué, estamos para ayudarnos. Eso le puede ocurrir a cualquiera.
- ¿Como se llama usted?
- Justino para servirle.
- Yo me llamo Luis.- responde el viajero estrechándole la mano.
Justino se aleja con el pulgar de la mano levantada. El viajero responde con su mano derecha en el corazón.
Deja el carro en el lugar adecuado y se va caminando hacía el mar que tanto esfuerzo había reclamado.
 

 
 
Viernes 9 de Febrero

La vuelta a Ciudad de Panamá ha tenido sus llamémosle adversidades. Trafico lento y con constantes retenciones, que minan la paciencia de cualquier mortal.

El viajero circulaba pacientemente y tras una retención de más de diez kilómetros la circulación comienza a estar más fluida al llegar a una vía de doble carril, limitada a 65km en algunos tramos. Iba detrás de un vehículo y muchos otros les adelantaban. Así que en una larga recta, adelanta también al vehículo precedente y se incorpora de nuevo al carril derecho, a los pocos metros un policía le hace señales de parar.

– Buenos días.

   Buenos días Sr. Me permite su documentación. El pasaporte también.

El viajero entrega su documentación y sale del vehículo.

   Le he parado porque usted ha rebasado el límite de velocidad que en este tramo es de 65km hora. Según el radar móvil usted iba a 108km hora. Esto es una infracción grave que supone una multa de 145$.- indica el agente.

   Lo siento agente, usted habrá observado que simplemente he rebasado al vehículo que me precedía, y me he incorporado inmediatamente al carril derecho levantando el pie del acelerador. No puede discutir que, como usted afirma en un instante mi velocidad, aunque lo dudo, fuera la que usted indica.- aclara el viajero.

   Usted ha cometido una infracción grave y debo ponerle la multa. – insiste el agente.

   Pero eso es mucho dinero- se lamenta el viajero.

   La multa, al ser usted extranjero, debe abonarla en las oficinas centrales de Ciudad de Panamá, lamentablemente, además de desplazarse hasta allí, seguramente tendrá que guardar la fila hasta que le atiendan, eso puede ser lo más costoso.

El viajero siente que el agente se está aprovechando de la situación, en ningún momento le muestra con el aparato para que compruebe la velocidad a la que el agente afirma que iba. Pero se controla, trata de congraciarse intentando que se ablande y no le aplique la sanción. El agente saca su libreta y comienza a rellenar la boleta.

    ¿No podría ser usted más generoso y evitarme el problema? – tratando de encontrar una mejor solución.

   ¿Cuánto dinero tiene usted?

   No lo sé exactamente. Ahora le digo.

Coge la cartera que ha dejado en el asiento del copiloto, cuenta el dinero y le dice al agente.

   Tengo 100$ dólares en efectivo nada más.

   Está bien, déjelos ahí, no los cuente – mientras le señala el cajón derecho abierto de la motocicleta.

   De acuerdo Sr. Ahí están.

El agente le devuelve la documentación y rompe la boleta.

Puede usted continuar su viaje y procure estar bien atento a las señales y no rebasar los límites de velocidad.

El viajero continúa su viaje, mientras, piensa que el policía hoy se ha llevado una buena coima, pero ¿y qué otra cosa podía hacer?

Al final llega a devolver el carro, se lo revisan y el muchacho que hace la revisión le dice que tiene un raspón en el parachoques trasero.

   Pues no me había fijado, miente. Pero eso es una tontería.

   Hay que evaluarlo, espera a que el responsable lo valore.

El responsable le indica situando una especie de tarjetita en la casi invisible zona del impacto que eso supone una penalización para la reparación de 145$.

Nuevamente el viajero tiene que tragar, aunque lo estaba negando, ya había observado tres diminutos puntos en los que se había saltado la pintura, menores que el tamaño de una lenteja pardina, pero no imaginaba que le iban a cobrar por ello.

Después de hacer el abono se retira al Hotel Príncipe, que había reservado. Después de acomodarse. Marcha caminando hasta la Cinta Costera para ver la coronación de las reinas del carnaval.

Después de una larga espera esperando el inicio del espectáculo, al fin comienza la música y el baile. Las imágenes que captura no valen nada, los focos deslumbran y queda todo sobreexpuesto.

Cansado se retira mucho antes de lo previsto.

 


REPORTAJE DEL DÍA

 

Sábado 10 de Febrero

Hoy tiene previsto ver el desfile de carnaval que se celebra en la Cinta Costera. Los organizadores del evento, apoyados por la municipalidad han hecho un enorme esfuerzo, involucrando a cientos de personas de las comparsas y contando además, con el apoyo de las fuerzas de policía, con un enorme despliegue de medios para garantizar la seguridad del evento. 

Por la mañana se da nuevamente un paseo por las proximidades de la Cinta Costera. Ha aprendido a manejarse en el metro.  

Tras almorzar en el Mercado de Mariscos, en las inmediaciones, se coloca junto a un puesto de policía para solicitar un Uber, pero la aplicación no admite el viaje, por algún motivo que se le escapa no reconoce la tarjeta bancaria con la que hasta la fecha había realizado los viajes. Unas amables policías, testigos de su dificultad, charlan un momento con el viajero y le recomiendan que se traslade en el metro que tiene una entrada cerca del lugar.

Si lo desea puede tomar el metro  desde la estación 5 de mayo que está aquí cerquita para llegar a Vía Argentina, a menos de tres cuadras del hotel Príncipe. - le sugieren amablemente.

 – Sí, pero para ello es necesario tener una tarjeta, que no se como se adquiere. –responde el viajero.

– Tenga usted, tengo una que me encontré, que creo que además tiene saldo suficiente. – la policía le pasa una tarjeta.

Alrededor se escucha un ruido ensordecedor.

– ¿De dónde viene ese ruido? 

– Son los chinos que están celebrando el nuevo año. Vaya usted a sacar unas fotos.– le animan.

El viajero agradece el detalle, se despide por el magnífico trato recibido y cruza la calle para ver lo que ocurre. Un grupo de personas con instrumentos de percusión se sitúan detrás de un dragón manejado por dos personas, que se sitúan enfrente de los negocios y prenden unas tracas de petardos.

Siguiendo los consejos de las policías llega a la boca del metro y pregunta que debe hacer para llegar a la estación de vía Argentina. Comprueba el saldo de la tarjeta que efectivamente le permite acceder.

Descansa un rato en el hotel y al atardecer vuelve a la Cinta Costera para ver el desfile.  

 

EL DRAGÓN CHINO

 

DESFILE EN LA CINTA COSTERA

 

Domingo 11 y lunes 12 de Febrero  

El viajero repite el paseo por el casco antiguo. Como ya le ha cogido la vuelta al metro se decide por  volver a la esencia de la ciudad, recorre las calles observando el devenir de las gentes del barrio popular, la otra cara de la ciudad que mira con desdén los grandes edificios símbolo de la prosperidad y la modernidad.

Dentro del casco antiguo se ven edificios bien conservados y con las calles arregladas, atestadas de turistas. Pero si uno se adentra comienzan a aparecer edificios destartalados ocupados por familias populares, mozalbetes en las maltrechas calles con bastante basura en el entorno.

El viajero sigue transitando hasta una zona llena de comercios y puestos de venta de verduras y hortalizas: todo un mercadillo. Las gentes se saludan y las sonrisas de sus caras al cruzarse con "el gringo" denotan curiosidad y acogida. En una esquina llama su atención una peluquería barbería, los muchachos que la atienden le invitan a pasar y mantiene una charla con todos ellos. Lo cierto es que, tal como ahora se dice, está teniendo muy buena vibra con los panameños, se siente acogido.

Por la tarde se siente perezoso, el calor es muy agobiante y simplemente da un ligero paseo por los alrededores del hotel. Se retira pronto, rechaza la idea de volver a entrar en la zona del carnaval, ha observado larguísimas colas en los accesos: la policía registra a todos y cada uno de los asistentes.

 REPORTAJE DEL DÍA

 

Martes 13 y  miércoles 14 de Febrero

El viajero ha vuelto a alquilar un auto por una semana. Su intención es conocer la provincia de Chiriquí y Bocas del Toro. Le espera un largo viaje. Ha reservado un hotel, no muy lejos de David, situado en plena playa de La Barqueta. Sale de Panamá city a las 8:30h y llega a su destino a las 15h. 

El hotel es de esos que te ponen una pulserita para estar identificado como cliente y las habitaciones están situadas a lo largo de unos edificios de dos plantas, la planta baja tiene una terracita con acceso a la zona ajardinada. Lo cierto es que no tenía intención de descansar en la playa, no es algo que le atraiga en demasía, simplemente le gusta darse un paseo por la arena mojada y darse un leve chapuzón a lo sumo. Llega cansado y se da un paseo por el amplio recinto ajardinado. Un baño en la piscina, una cena frugal y a descansar.

Al día siguiente, miércoles, después del desayuno, se pasea por la extensísima playa, casi desierta y se mete un poco en el agua con prudencia, ya que intuye que hay resaca. Nuevo baño en la piscina y, a lo suyo: a curiosidad por la ciudad de David. Lo cierto es que se ha sentido defraudado, esperaba otra cosa del parque Miguel de Cervantes, y de la Catedral. 

Iglesia de La Sagrada Familia. Parque Cervantes
Al llegar al centro encontró dando vueltas, encuentra un sitio para aparcar. Sin entender porqué, no toma una foto del lugar ni anota nada, simplemente se confía tomando como referencia visual dos edificios más o menos próximos el Canal Bank y el Hotel Ciudad de David y tan tranquilo. Después de pasear y almorzar, decide volver al hotel, que entre otras cosas está a más de treinta minutos por una carretera en mal estado.

Catedral de David
Y ¡qué pasó!... Pues lo que tenía que pasar. Va en dirección hacia el coche, más o menos busca la referencia visual que recordaba y el coche no aparece por ningún lado. Trata de no perder la calma y extiende la superficie de búsqueda, pero nada. Da vueltas y vueltas encontrándose nuevamente en lugares por los que había pasado, el tiempo transcurre y ya ha perdido toda la tarde buscando, pronto va a llegar la noche.

Desesperado para un taxi y le propone dar vueltas por la zona, explicándole lo de su referencia visual. Pero es inútil, ya es de noche. El taxista le recomienda, dando por hecho que dando vueltas sin sentido no lo va a encontrar, que llame a la casa de alquiler, que seguro que ellos tienen el vehículo localizado.

Paga al taxista y baja. Los papeles están en el coche y no tiene registrado en el celular el teléfono. Al fin, se le ocurre que se lo puede proporcionar el hotel donde contactó con la casa de alquiler:

– Este es el Hotel Príncipe si quiere ... marque... si quiere hablar con recepción marque...

– Buenas noches, mire tengo un problema con el coche que alquilé en el hall del hotel, no tengo el número de telefoneo, me lo podría facilitar.

Un momento el numero es... 

El viajero le repite el número para confirmarlo y posteriormente llama al número que le han facilitado.

– Dígame, Buenas noches.

– Mire soy el que alquilo el Kía Río el otro día y no consigo encontrarlo en el lugar que creí que lo había aparcado. ¿Lo tienen localizado?

– ¿Es usted el español? No se apure lo busco en nuestra aplicación y le llamo.

El viajero respira, aliviado de la tensión. Al poco tiempo le indican el punto exacto donde se encuentra el auto. Relativamente cerca de una heladería donde acababa de comprar una botella de agua. Pregunta en la heladería y uno de los muchachos le acompaña al lugar. Toma el auto, devuelve al muchacho a su trabajo agradeciéndole encarecidamente su gesto. Llega al hotel a las nueve, a tiempo para cenar. Otro nuevo despiste, otra nueva aventura. Como dicen en la familia Garín: otra "garinada".

 

 REPORTAJE DEL DÍA

 

 

Jueves 15 y viernes 16 de Febrero

Toca de nuevo dar un paseo con el auto, destino: Boquete. La intención del viajero es conocer esta zona de la provincia de Chiriquí, por la información recogida se trata de una zona montañosa próxima al volcán Barú.

El viaje se le antoja interminable. Sale pronto, a las 8 de la mañana y llega a  en dirección al alojamiento que reservó por internet Campester House, pero con ese nombre no aparece en Google Maps.  Al llegar a Boquete Alto hace una parada e insiste en su búsqueda. En las proximidades observa una camioneta de la policía y se acerca.

– Buenos días agentes. A ver si pueden ayudarme: Tengo hecha una reserva en un alojamiento que se llama Campestre House y no consigo localizarlo por el google. Lamo al teléfono y no obtengo respuesta.

– ¿Como no Sr.? los dos agentes con sus celulares buscan en otras aplicaciones distintas y tampoco obtiene fruto y llaman a la central.

El compañero de la central después de un rato les indica la ubicación diciéndoles que esta después de la entrada abandonada de Mystic Garden.

– Lo mejor es que usted nos siga. se ofrecen muy amables los agentes llevándole al lugar.

Se trata de una casa situada en una zona alejada y muy tranquila. Deja sus cosas y marcha al pueblo para conocerlo y de paso almorzar.

La región es montañosa muy próxima al volcán Barú la vegetación tropical con un mezcla de palmas, grandes helechos y pinos arropan las montañas con su manto verde, ríos y torrentes descienden hasta el valle. Un buen lugar para disfrutarlo haciendo senderismo. Mucho turista. El clima es bastante agradable, a pesar de ser verano las temperaturas estos días no han llegado a los treinta grados y por la noche refresca.

El viernes por la mañana lo dedica a darse unas vueltas por la cercana población de Boquete Bajo y deambular por las carreteras próximas de montaña. Piensa que, al menos en verano, es un lugar fantástico para vivir. En las proximidades encuentra haciendas cafeteras, en estos momentos, el café está en flor, pero no se anima a visitar ninguna.

A su regreso a Boquete Alto un gran cartel anuncia: Capilla de la Natividad y decide visitarla, alli se encuentra con una agradable sorpresa, un enorme belén ocupa toda la capilla, el belen permanece todo el año. Se trata de una edificación reciente producto de la donación de una familia a la comunidad franciscana.

Por la tarde, Sebastián, compañero de la encargada del hostal, le recomienda visitar un embalse situado a escasos kilómetros.

Se retira pronto, tiene la intención de madrugar para llegar a tiempo de tomar el Ferry para la Isla Colón.

 

CAPILLA NATIVIDAD

 

IMÁGENES DE BOQUETE

 


Sábado 17 y domingo 18 de Febrero

Boca del toro, nuevo destino. El amigo del viajero: Adolfo, que vivió unos años en Panamá, le recomendó que visitara esta región; se lanza a la carretera camino de Almirante, para tomar el ferry que le traslade a Isla Colón, cuyo nombre deviene de las visitas del incansable navegante Cristóbal Colón.

El viaje es muy entretenido, las carreteras se encuentran en pésimas condiciones: llenas de baches, hay que estar muy atentos para sortearlos. Es como hacer un rally. Le habían informado que existía uno a las 14h, llegó a las 13:30 con tiempo suficiente para tomarlo, pero al entrar en la población, un tipo en bicicleta, con chaleco reflectante y con una tarjeta identificadora colgada del cuello, se presenta diciéndole que es encargado de turismo de Boca del Toro y que el último ya salió a las 11h, pero que no se preocupe, que puede dejar el carro estacionado con total seguridad y tomar una lancha hacia la isla.

El tipo le guía hasta el embarcadero donde debe tomar un billete de ida y vuelta en la lancha y después le lleva a un aparcamiento en las proximidades, que según él es completamente seguro. Deja el vehículo y le dice que tiene que pagar tres días, también el día de vuelta. Con un colega le llevan el equipaje hasta el embarcadero y después le pide 21 dólares. El viajero se percata que el tipo le está timando, pero es demasiado tarde para reaccionar y piensa que, si se niega, los tipos se pueden negar y pagarlo con el carro. Así que traga, no tiene fuerzas para discutir, volver al carro con el equipaje y encontrar otro sitio. Nuevamente ha sido víctima de otro sablazo al turista. 

El viaje de ida y vuelta en la lancha le ha costado diez dólares. El viaje demora media hora. Desembarca y a la salida no encuentra ningún taxi que le pare. La isla se encuentra totalmente levantada por obras, charcos, grava, aceras levantadas... apenas pode arrastrar la maleta. Consulta el navegador que le indica que tiene que recorrer un kilómetro en pésimas condiciones. Hace el recorrido hasta que el celular le indica: su destino está a su derecha.

– Pero, ¡que puñetas! si esto es un almacén. – se lamenta el viajero hablando solo.

En la puerta, el dueño del almacén le dice que no conoce el hostel. Pregunta a un señor asomado a la terraza de su casa.

– Buenos días. ¿Conoce usted donde está el Guayana hostel, la dirección que me han dado es que se encuentra entre Avenida G y calle 7a?

 – No señor, pregunte al de la bicicleta.

El tipo de la bici tampoco lo conoce pero hace esfuerzos por ayudarle preguntando a los vecinos. Un joven se ofrece a ayudar y le pide una foto del hostel. Le enseña la que aparece en la reserva y le dice. 

– Esta en esa esquina, en la contraria al almacén del chino. 

– Así es, corrobora una señora. Es donde hacen el mejor sushi de la isla.


Consigue llegar al alojamiento, dejar sus cosas y salir a dar un paseo. En uno los embarcaderos le informan de varias posibles excursiones por las islas.

 

DE CHIRIQUÍ A BOCA DEL TORO


 

El domingo, el día aparece lloviendo, pero decide no suspender su excursión. Salen a las 10h del embarcadero y tienen prevista su vuelta a 16h.

Recorren varias islas de cuyos nombres, solo recuerda la Isla Bastimento. La lluvia y la niebla impiden poder disfrutar en plenitud de esta maravilla de la naturaleza. Si que han podido avistar delfines al inicio del tour. Pero, a medio día se ha dado una baño en la playa, ha hecho snorkeling (el buceo con tubo de toda la vida) y ha visto algún oso perezoso hecho una bolita y estrellas de mar.

– ¡En fin! debería haber programado mejor este viaje y haberme quedado un par de días más, pero tengo que regresar a la capital para devolver el carro.– conversa el viajero en soliloquio.

 

 

Lunes 19 y martes 20 de Febrero

El lunes sale de vuelta a Panamá City, tiene que devolver el coche alquilado y dedicar un tiempo a actualizar el blog, el lunes se pasa todo el día conduciendo. Se levanta muy temprano y a las  6:30h toma la lancha para Almirante.  

Allí, esta vez, encuentra el carro en un lugar próximo al embarcadero, a escasos doscientos metros. Estaba intacto, pero no había nadie cerca. Lo que confirma que fue objeto del típico timo del aparcamiento al turista. Son gajes del paseante extranjero y solitario.

El viaje de regreso a Ciudad de Panamá ha resultado largo y tedioso. Casi seiscientos kilómetros y diez horas de viaje sorteando baches. Llega a las seis de la tarde al hotel y devuelve el carro. Cena y se acuesta pronto. 

El martes se pasa casi todo el día en el hotel, apenas un paseo por los alrededores y sin cámara, recoge la ropa de la lavandería y madura la idea de visitar la provincia de Darién. Decide alquilar de nuevo el carro que había usado.

 

 

Miércoles 21 y Jueves 22 de Febrero

Miercoles 21

Antes de venir a Panamá el viajero tenía el antojo de conocer el Darien una zona selvática que hace frontera con Colombia pero que no tiene continuidad con la carretera Panamericana.

Después pudo ver noticias respecto al grave problema de la migración en la zona, gentes que huyen de sus países buscando llegar a los EEUU: haitianos, cubanos, venezolanos, etc. que buscan un futuro mejor. Entre los migrantes hay niños.

La tragedia humana es que son víctimas de las mafias y algunos pierden su vida en el intento.

Después de esta información descartó la idea de conocer la zona, pero una vez llegado a Panamá ha podido saber que se puede llegar a visitar la selva. En el hotel donde estaba alojado una persona le indicó que una opción era llegar hasta Yaviza y consultar si alguien le podría llevar a hacer un recorrido de unas horas por la selva. Ni corto ni perezoso y sin encomendarse a Díos ni al diablo. Se lanza a esta aventura con su coche alquilado.

El viaje es una paliza, la distancia de 280Km,
con un lamentable estado de la carretera, le ha supuesto más de siete horas de viaje pero ha llegado a su destino.

Yaviza le ha dado la sensación de ser una población muy humilde con casas muy sencillas. Tiene un pequeño puerto fluvial donde ha visto circular unas lanchas de madera con motor fueraborda. Se ve bastante policía circulando con camioneta o en bicicleta.

Ha aparcado su coche junto al cementerio próximo al embarcadero del puerto y, al azar, se ha dirigido a un señor mayor.

   Buenas tardes Sr. Mire usted estoy buscando alguna persona con la que pueda hacer un tour por la selva. – consulta el viajero.

   Ese sabe. – responde el interpelado.

   ¡Giovanni!  ¡Giovanni acércate! – grita el tipo señalado.

Giovanni se presenta y saluda al viajero.

   Me indican que es posible que usted pueda llevarme a dar un paseo por la selva y hacer una caminata. ¿Es posible?

   ¿Qué tipo de paseo, por selva cerrada, por caminos…?

   No lo sé lo que a usted le parezca.

   Bueno le puedo llevar a un lugar y hacer una caminata, podríamos salir mañana sobre las 8h y llegar aquí sobre las 16:30h.

   Pues me parece bien.

   Hay algún hospedaje por aquí.

   Sí Sr., yo le acompaño.

Giovanny le acompaña a una casa en las proximidades que alquila habitaciones. La casa la regenta la Sra Leticia, maestra jubilada y exalcaldesa de Yaviza. Charlan un rato mientras se acomoda en la habitación y guarda el carro en el patio. Está agotado del viaje y toma algo de cenar y se retira.

Jueves 22

Se levanta temprano y tras el desayuno se encuentra con Giovanny, una lancha les traslada a la otra orilla del río Chucunaque. Desde que se hizo la carretera, rara vez, según le dicen, navegan embarcaciones transportando mercancías y pasajeros. El puerto es utilizado por pequeñas embarcaciones con un motor fueraborda.

En la otra orilla unas camionetas transportan las mercancías a las comunidades del otro lado del río por unas pistas de tierra, la actividad se realiza en la estación seca; cuando llegan las lluvias el terreno es impracticable por el barro. Primero llegan a Vista Alegre, lugar donde descienden algunas personas y continúan por la pista flanqueada por la espesa vegetación sobre la que destacan los higuerones y sobre todo el cuipo, que llaman la atención del viajero.
Llegan a Unión Chocó una población bañada por el río Tuira y el río Yape.
Allí conocen casi todos a Giovanny y le saludan amigablemente, esta es comunidad emberá wounaan. Toman un bote que les traslada a una finca en la selva propiedad de Giovanny. La finca se encuentra en estado salvaje y dan un paseo de dos horas adentrándose en la maleza. Por momentos únicamente se escucha en crujido de las hojas al pisar y el golpeteo del machete abriendo camino. A lo lejos algún ave se deja notar tímidamente.

De vuelta a Unión Chocó de nuevo con el bote, almuerzan algo en casa de una señora conocida de Giovanny y esperan la camioneta que le lleva de regreso a Yaviza. 

Al atardecer, paseando por la población, encuentra junto a una descuidada plaza una iglesia y entra en ella, están celebrando la eucaristía, apenas diez personas mayores siguen la celebración. Decide participar. Terminada la misa el sacerdote le saluda y alguna feligresa le dice que al verle llegar al pueblo pensaba que era un religioso amigo de la Sra Leticia. Se retira tranquilamente paseando hasta la pensión, siente que mucha gente le observa y cree que muchos ya saben que vino ayer y donde se hospeda. Aquí se ven muchos trabajadores de las obras que se están acometiendo, pero ningún turista.


Paseo por Yaviza

 

Comunidad Emberá. Paseo por la selva


Viernes 23 y sábado 24 de Febrero

El viernes se levanta sin saber a donde ir, tiene que devolver el carro el domingo. Mientras desayuna toma la decisión de conocer el Valle de Antón una zona montañosa de renombre.

Desde Yaviza al Valle de Antón hay 410km y tal como está gran parte de la N1 con circulación lenta a causa de los baches ha tardado con alguna parada 9horas.

Ha llegado a las 17h muy cansado y justamente ha tomado algo para calmar el hambre y se ha retirado temprano. Eso sí ha recabado información de lo más interesante para visitar.

El sábado lo ha dedicado a visitar cascadas, un museo y cómo no un centro de recuperación de anfibios en peligro de extinción. Lo cierto es que las ranitas se encuentran en unas urnas de cristal que dan reflejos y resulta imposible enfocar la cámara. 

Una afición del viajero es la pesca de río a mosca y siempre le han atraído las masas fluviales en general y las cascadas en particular, así que ha disfrutado mucho de su paseo por el Chorro Macho y Chorro las Mozas: dos lugares dignos de visitar.

Más que describir lo que ha visto, es mejor que veas la presentación de hoy. Disfrútala.


EL VALLE DE ANTÓN


Domingo 25 y lunes 26 de Febrero


El domingo se levanta muy temprano y antes de las seis inicia su regreso a la Ciudad de Panamá. Debe devolver el auto. Tiene suerte; al ser festivo las obras no están en funcionamiento y el tranque apenas se percibe en La Chorrera. Antes de las nueve ya está en el hotel. Devuelve el carro y deja su equipaje en recepción hasta la hora de entrada.
Se da un buen paseo por la Cinta Costera. Está muy tranquila, gente circulando en bicicleta y practicando todo tipo de deportes: baloncesto, padel, boleybol... El paseo y las canchas están muy bien cuidadas y la gente aprovecha la mañana del domingo para pasear y hacer ejercicio.
A mediodía tomo el metro almuerza en un restaurante próximo al hotel y se retira a descansar.
Después de una buena siesta, y de revisar el blog, se da un baño en la piscina. Más tarde se da un paseo por los alrededores y nuevamente se retira.

El lunes estaba pendiente de que le confirmaran una reserva para visitar San Blas que se ha suspendido. Tampoco ha encontrado plaza en las excursiones a Contadora, tenía que haber sido más previsor y haber reservado con mayor antelación, pero ya se sabe que el viajero improvisa sobre la marcha. En cualquier caso no se arrepiente, lo cierto es que las payas no son precisamente algo que le atraiga excesivamente. En muchas de las excursiones piden para reservar un mínimo de dos personas. Así que vuelve a quedarse en la ciudad, decide marchar a Isla Perico e Isla Flamenco.

Estas dos islas están unidas al continente por una carretera que fue construida con el material extraído de la construcción del canal. Es una zona con atracaderos de lanchas y yates de recreo e incluyo hay un puerto de cruceros. Se ve una gran cantidad de turistas y bastantes establecimientos de hostelería, venta de recuerdos y artesanías.

Va a la última de las islas: Isla Flamenco. De allí se lanza ha recorrer el pequeño istmo artificial que une las islas con la capital. El día es caluroso y eso hace que el viajero se agote y tenga que parar para comprar agua e hidratarse, siendo sinceros también unas cervecitas.

Pedro, Luis y Jeisa
Antes de llegar al Biomuseo almuerza en Mi Ranchito y después, en uno de los miradores, para un rato a la sombra. En el lugar hay una familia pescando: dos adultos, que ha supuesto que son los padres y un niño. Si no recuerda mal sus nombres son Pedro, Jeisa y José (el niño). Cuando el viajero ve a alguien pescando, inmediatamente se acerca y conversa. El niño ha capturado tres piezas dos de ellas mientras charlaba con el viajero que animaba la pesca cantando la canción del pescadito.

Se despide, toma un taxi y se retira al hotel.

 

 REPORTAJE DEL DÍA

 

 

Martes 27 de Febrero

El viajero se va de excursión, ha contratado un tour para ver monos y perezosos; se lo debe a sus nietos. Habitualmente procura ir por su cuenta, pero es complicado.

Muy temprano le recogen en el hotel y tras cargar al resto de personas, van hacia el lago Gatún, allí
embarcan en unas lancha que les lleva a las orillas de las islas del lago para ver monos. Hay varias lanchas que hacen la excursión y compiten por llegar antes y buscar mejor posición para avistar a los simios. Al principio resulta muy difícil localizarlos y distinguirlos, ha conseguido captar alguna imagen del mono aullador, del capuchino y del tití.

Más adelante les han llevado a un resort en donde está ubicado el refugio de perezosos. En el lugar también se puede visitar el mariposario, las orquídeas y el espacio para las ranitas.

Como suelen ser estas cosas, gran cantidad de visitantes, estamos en temporada alta, como corderitos, son guiados por el complejo y castigados sus oídos por las explicaciones de un guía bilingüe. El viajero resiste como puede el intenso calor acompañado por la inevitable perorata.

Le llama la atención, entre otras cosas, el pequeño tamaño de las ranitas, sobre todo una de color naranja, que apenas tendrá no más de un centímetro cuadrado y que tiene sus patas de color azul.

Para finalizar la visita les presentan unos osos perezosos que han rescatado y que, como en ellos es habitual se encuentran descansando. Uno de los voluntarios los activa para que se muevan un poquito, para que los visitantes los puedan observar en movimiento.

 

MONOS EN EL LAGO GATÚN

 

PEREZOSOS


PASEO POR GAMBOA

 

28 miércoles y 29 jueves de Febrero de 2024

El viajero se dedica a preparar su regreso, quiere estar presente en Pamplona cuando nazca su tercer nieto.





 



 

4 comentarios:

  1. Hola viajero ✌️

    Somos la familia, Carlos y Karina 😊, un placer ayudarle.

    Le deseamos una excelente aventura.

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    1. Muchas gracias de nuevo a Carlos y Karina que me ayudaron cuando lo necesitaba, Ya he corregido los nombres. Gracias, gracias, gracias.

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    2. Saludos de Pedro,José y Jeissa 🐠🐟🐳

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  2. Hola, familia. Me alegro de saludarles.

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