Colombia 18/01/2023


El viajero vuelve a visitar las tierras de Hispanoamérica. Ahora le toca el turno a Colombia. Ya tiene reservado vuelo para el día 18 de Enero. El viaje se realizará en las condiciones acostumbradas: sin programa, ni obligación alguna. Totalmente improvisado.

BOGOTÁ

18 de Enero 

Nunca llega uno a acostumbrarse a los vuelos largos. Lo más desagradable son los prolegómenos una vez que llegas al aeropuerto. El viajero no se encontraba del todo bien, un inoportuno catarro le estaba castigando y se encontraba con las fuerzas mermadas para enfrentarse a todo el tedioso proceso. Sin ánimo de ser exhaustivo: Primero, la ventanilla de facturación de Plus Ultra se encuentra situada en la parte más alejada de la entrada. Después, los paseos subiendo y bajando por rampas y ascensores, viaje en tren sin conductor. Más caminatas para localizar la puerta de embarque. Prácticamente dos horas de aquí para allá.

Embarque en el avión: el viajero no llega a entender que la gente se coloque en fila junto a la puerta de embarque. 

- ¿Pero, si el orden de embarque no tiene nada que ver con el momento de la llegada? ¿Por qué se espera la gente de pie, más de media hora, pudiéndolo hacer cómodamente sentados? - murmura el viajero para sus adentros.

Llegados a este punto, poco más que añadir: diez horas de vuelo, vuelta a los trámites aduaneros, recogida de equipaje y salida. El típico abuso de taxista, dándote la tarifa especial para extranjeros y llegada a hotel.

19 de Enero 

La noche se ha hecho larga, con dificultades para conciliar el sueño, nuestro protagonista ha unido los efectos de la bronquitis a la aparición del mal de altura. Se levanta razonablemente descansado y se propone visitar los museos. El más cercano al hotel es el Museo del Oro.

El mal de altura le ha estando atacando sin tregua y con paso lento y pequeños descansos

ha podido realizar la visita con paciencia. Por último se ha decidido ha descansar en el hotel.

PRESENTACION DEL DÍA


20 de Enero

El viajero continúa con mal de altura y el cuerpo no le sigue; no
obstante ha salido temprano por la mañana con la intención de pasear por la zona de la Catedral. Le ha fallado el maps del celular o con el trancazo que llevaba encima, lo más probable es que haya interpretado las cosas al revés y se ha ido en dirección contraria. Para cuando se ha dado cuenta, con enorme dificultad, ya había recorrido más de un kilómetro y medio. Con constantes paradas de descanso ha vuelto y ha preguntado a una religiosa por donde se iba a la Catedral; ésta muy amablemente le ha indicado el recorrido. Haciendo de tripas corazón se ha centrado en la tarea y batiendo el récord de marcha (2 kilómetros en dos horas) ha conseguido llegar a la plaza. Una belleza. El camino recorrido estaba restringido, solo podía ser transitado por buses y naturalmente no encontraba paradas de taxis. Así que, se ha tenido que resignar a volver a píe, manteniendo su récord.

Por la tarde se ha atrincherado en la habitación. A pesar del esfuerzo y las dificultades se encuentra satisfecho y, aprendida la lección, mañana se desplazará en taxi. 

- Eso de que te hayan dado el DNI permanente empieza a tener sus consecuencias, amigos - comenta el anciano viajero.


PRESENTACIÓN DEL DÍA

 

 21 de Enero

Hoy nuestro paseante se encuentra mucho mejor, ha dormido bien y después del desayuno se ha decidido a subir a Monserrate, un cerro en el que está ubicada la basílica. Ha tomado un taxi hasta la entrada al funicular y al llegar al alto ha podido disfrutar de las vistas de la ciudad. 
 
El único inconveniente es que, hoy sábado, había una enorme afluencia de visitantes. Esta es una visita obligada si te encuentras en Bogotá. Contemplar la ciudad desde el alto es un verdadero placer.
- ¡Uf, qué suerte! Con toda esta cantidad de gente saliendo del funicular y consigo un taxi de inmediato - comenta el viajero dirigiéndose al conductor.
- Adelante señor. ¿A donde le llevo?
- Al hotel HP Bicentenario
- ¿Al de Candelaria?
- Sí señor, al mismo.
Llegado a su destino, se premia con un plato del restaurante mejicano, próximo al hotel, y luego se retira a su habitación, para reservar dos noches de hotel en Cartagena de Indias y el vuelo correspondiente.
Terminada esta tarea, sale caminando lentamente hacia el Museo Botero. El trayecto es corto; apenas setecientos metros, y se encuentra con fuerzas suficiente para acometer el reto, caminando despacio. Dentro del museo al ascender por las escaleras a la segunda planta del edificio, se ha visto obligado a detenerse un momento para recuperar la respiración. Un amable muchacho le ha ofrecido su ayuda, al percatarse de la situación:
-¿Quiere que le ayude señor? ¿Se encuentra mal?
-No muchísimas gracias. Estoy afectado por el mal de altura y me he parado un poquito para recuperarme.-agradece el viajero.
Más adelante en una de las salas se vuelven a encontrar. Nuestro paseante vuelve a agradecerle su ofrecimiento, indicando que ya se siente recuperado. Mantienen una breve charla y se despiden. El viajero se sienta en uno de los bancos, para revisar las fotos que ha tomado y el solícito muchacho se vuelve, anota su número de celular, en un trocito de papel que arranca de su carpeta y se lo entrega.
- Muchas gracias Juan.Yo me llamo Luis. Anota: elviajerosolitario.es.

La exposición le ha encantado al viajero, pero lo más agradable ha sido comprobar el detalle de humanidad de Juan.
 
 
 22 de Enero
Nuestro paseante ha llagado a Cartagena de Indias. El día ha sido tranquilo, paseando por el centro histórico. Hoy domingo, las calles peatonales de los alrededores de la plaza de armas están abarrotadas de gente que transita, flanqueados por cientos de vendedores ambulantes, que presentan sus productos de artesanía, sus pinturas, ropas, complementos, frutas y refrescos o sus habilidades artísticas. Un bullir de gentes que aprovechan la mañana para darse un paseo. Ha decidido no llevar la cámara para encontrarse más libre.
Por la tarde, se ha preparado para ir al aeropuerto. Hay que tener en cuenta que Cartagena dista a más de mil kilómetros y la opción más razonable es el avión.
Ha llegado al hotel sobre las 22h. Hoy no hay reportaje.
 
 
23 de Enero
 
Comienza su visita por Cartagena ha contratado una chiva turística que hace su recorrido por la ciudad con un guía; la parada más interesante ha sido la del Fuerte de San Felipe una fortaleza, prácticamente inexpugnable. para la defensa de los reiterados ataques de ejércitos, piratas y corsarios: franceses, holandeses o ingleses. Sobre todo, estos últimos trataron de  hacerse con el dominio de puertos del caribe entre ellos el de Cartagena.
Al viajero le ha llamado la atención el contraste entre la ciudad histórica, con bellas construcciones coloniales, y los grandes y elevados edificios, similares a los que aparecen en las estampas del barrio de Manhattan. Pareciera que, de repente, se hubiera producido un salto en la conformación de la ciudad.

 
 
24 de Enero
Nuestro visitante se encontraba muy a gusto en Cartagena y solicitó a la recepción del hotel ampliar su estancia, pero le informaron que no tenían disponibilidad. El viajero decide reservar otro hotel para cuatro días y, sin pretenderlo, el hotel que reserva se encuentra en una isla enfrente de la ciudad. Para su sorpresa, la única forma de acceder al lugar es por medio de una embarcación. Un taxi le traslada hasta la playa de donde partes las motoras. No hay embarcadero y las embarcaciones se encuentran varadas en la playa. Uno de los operarios deja los bultos en el interior de la barca y después la empujan hasta que la quilla deja de fondear. Los pasajeros deben montar con el agua por los tobillos y una vez acomodados y colocados los chalecos, desde la proa, acompañado de una vara larga uno de los dos tripulantes, empuja la barca hacia adentro, hasta que el piloto, situado en la popa baja el motor fueraborda. De este modo se inicia la travesía.
L
legado a su destino, arrastra el equipaje hasta la puerta del hotel. Le recibe amablemente el gerente con un cóctel de bienvenida y le da las informaciones pertinentes. El lugar es un resort con jardines, piscina y comedores al aire libre.
Acomodado en su habitación el viajero se comenta a sí mismo:
- Sin quererlo he acertado con la elección de este lugar. Esto me va a permitir descansar y superar la bronquitis que me traje de España.


 
 25 de Enero
 
Después de descansar y tomar fuerzas con un buen desayuno, el viajero toma una embarcación que le lleva al centro de la ciudad y una vez allí pasea por sus calles, charla con las gentes y disfruta de esta bella y acogedora ciudad, que respira en cada rincón, en cada calle y en cada plaza, el recuerdo de los hechos históricos que le engrandecen.

 
 
 
26 de Enero
El viajero ha tomado la rutina de visitar cada día la ciudad, hoy ha desembarcado en el barrio del mercado. Un sin fin de puestos desorganizados se abren a sus ojos, todo tipo de alimentos se presentan acomodados sobre carros y mesas sin que apenas haya lugar para transitar entre ellos, resulta francamente dificultoso caminar. Al lado la circulación está colapsada, los vehículos se mantienen parados y de vez en cuando reanudan su marcha con exasperante lentitud. Una mezcla de olores inunda el ambiente y el piso irregular alberga unos charcos que resultan difíciles de sortear. La parte que más ha llamado la atención de nuestro  visitante  ha sido la de los pescados. 
Expuestos sobre unas mesas y mas o menos ordenados aparecen un montón de especies marinas y algunas de agua dulce. Unas balanzas colgadas del techo dan cuenta del peso de la mercancía y el producto se deposita en unas bolsas arrugadas que el tendero tiene colgadas junto a la balanza.
El paseante abandona el mercado y va a un centro comercial para hacer unas compras y, en la entrada, se encuentra con un simpático grupo de moto taxistas que le piden una foto.
Vuelve al centro histórico en moto taxi y repite el recorrido por las calles. Finalmente regresa a la isla Punta Arenas.
 
 
 
27 de Enero
- He decidido que voy a dedicarme a disfrutar de la playa y de la piscina del hotel, quizá me vuelva a desplazar a la ciudad, pero sin la cámara, tengo que intentar reparar mi celular antiguo que se me averió en Pamplona y no consiguieron preparármelo porque no encontraban el repuesto de la cámara frontal. -así inicia su soliloquio el viajero tras tomar su desayuno.
Inicia una agradable conversación con Gabriela una huésped del hotel que ha venido a Colombia desde Uruguay y que también viaja sola.
- Piensa ir a la ciudad - pregunta Gaby
- Pensaba ir a ver si me reparan un celular. Me han dicho que hay una calle junto al Parque Centenario en el que hay muchos técnicos que los reparan - responde el viajero.
- Podremos ir juntos en una lancha a Bocagrande y después compartir taxi yo voy a la Torre del Reloj que está junto al parque.
- Es una idea perfecta - responde el viajero.

Toman una lancha que sale desde la playa y, apenas unos diez metros, se para el motor. El tripulante intenta reiteradas veces arrancarlo, pero este no responde y la barca a la deriva se acerca a una zona de rocas. El muchacho se lanza al agua para intentar que no choque. Rápidamente somos asistidos por otra lancha y una moto de agua que nos remolcan alejándonos de las rocas. Acto seguido, consigue arrancar su motor y nos lleva a toda velocidad dando saltos y panzazos. Posiblemente el piloto temía que se volviese a parar y aceleraba el motor.
El viajero trata de bromear para rebajar la tensión. El viaje, a Dios gracias, culmina con éxito.
Mas tarde toman juntos un taxi hasta la Torre del Reloj y allí se despiden.
En una de las callejuelas próximas al parque un nutrido grupo de técnicos reparan los celulares sobre una mesita hay varios y cada una tiene su puestecito.
- Buenos días señor, quisiera saber si podrían cambiarme la cámara delantera de este celular -pregunta el viajero.
- Claro que sí señor se lo arreglamos en un momentico.
- Le advierto que en mi ciudad no encontraron el repuesto. 
El tipo le pasa el aparato a otro compañero y marcha en busca del repuesto, vuelve y dice que sí tienen. Pero el viajero no se encuentra nada convencido. 
Después de desmontarlo comprueban que no es posible encontrar el repuesto.
- ¡Todo el gozo, en un pozo! -se lamenta el viajero.
Vuelve al hotel, tomando otra lancha, a la hora del almuerzo.
Pasada la tarde, Gaby le presenta a dos mujeres, madre e hija, cuyo nombre no recuerda, cenan juntos y después charlan hasta que se retiran a descansar.
A la mañana siguiente dejan el hotel.
 
28 de enero
Se levanta temprano, organiza el equipaje, desayuna y se prepara para ir a Barranquilla, donde ha reservado un hotel para cinco noches. Willian, el gerente, le ha recomendado que tome un microbús y se deja aconsejar.
A las diez parten en la lancha hacia la ciudad, allí se despide de las tres mujeres y cada cual sigue su ruta. El pequeño bus es cómodo y económico recorren 130Km y tardan dos horas y quince minutos. Aunque el hotel está cerca, toma un taxi para llevar su maleta. Se acomoda y se premia con una buena comida en el restaurante peruano del hotel. Después se retira a descansar. Duerme casi doce horas, su cuerpo lo necesitaba.
 
29 de enero
- Buenos días señor,¿ha descansado bien? - le pregunta cortésmente la camarera que le sirve el desayuno.
-  Muy bien, muchas gracias.
Toma con fruición su desayuno y pregunta en recepción que cosas pueden verse en la ciudad. El muchacho de la recepción le aconseja que tome un taxi por horas y le hace caso.
El responsable de la seguridad, siguiendo las instrucciones del recepcionista hace una foto de la placa de matrícula del taxi y negocia el precio por hora.
El viajero agradece las medidas tomadas, pero reflexiona para sus adentros sobre el peligro de viajar solo por esta ciudad.
El taxista es muy amable y
le hace un recorrido por los lugares más interesantes, prácticamente todo lo que se presenta es pura modernidad; pareciera que la ciudad hubiera renunciado a su pasado histórico. La catedral se terminó en 1988.
Las gentes se enorgullecen del Malecón, un espacio muy bien cuidado para el paseo y disfrute a las orillas del rio Magdalena.
Por la tarde, el viajero se dedica a descansar.
 

30 enero 2023
 - Me voy a Santa Marta - comenta el paseante hablándole a su alter ego que se dibuja al otro lado del espejo.
Se dirige con su mochila y sus cámaras al apeadero de Sol y Mar, la empresa de microbuses que le trajo a Barranquilla. El bus sale casi de inmediato a su llegada.
El viaje es agradable, el paisaje alterna la vegetación tropical con abundantes embalse de agua a ambos lados de la carretera. En algunos tramos el mar, flanqueado de extensas playas de arenas doradas, casi llega a arrollar las lagunas de agua dulce. Se entretiene admirando el paisaje. 
Aproximadamente a las dos horas comienzan las edificaciones que indican que se encuentra en las proximidades de la ciudad.
El bus para a pocos metros del centro histórico. Le aseguran que la zona es segura y que puede pasear tranquilamente mostrando su cámara. 
De este modo se lanza a callejear y admirar los bellos edificios y despues llega a la bahia, con su paseo marítimo que culmina enuna playa.
Dedica a este menester aproximadamente tres horas y después regresa al bus.
En el viaje de regreso mantiene una larga conversación con Álvaro, una persona muy agradable que viaja con la familia. Muy amablemente le ofrece el contacto de su celular por si necesita apoyo en Bogotá.
Se despide de la familia de Álvaro al llegar a Barranquilla, ellos continúan viaje hasta Cartagena.
Mientras se dirige al hotel, se echa la mano a la cabeza y descubre que no lleva el sombrero de paja toquilla que compró en Ecuador. En un principio lo da por perdido, pero al llegar al hotel llama al teléfono de Álvaro, que sigue de viaje, y le pide que, por favor, le diga al conductor que cuando vuelva a Barranquilla deje el sombrero en la oficctorina de la compañía, sin cortar la comunicación habla con el conductor, quien asegura que así lo hará. El viajero se deshace de agradecimientos y se despide de Álvaro:"el buen samaritano".
 
 
 
31 enero 2023
Hoy toca realizar labores de intendencia: recuperar el sombrero y llevar la ropa sucia a la lavandería. El viajero dedica gran parte del día a realizar estas tareas, pasear por los alrededores y dedicar un tiempo a ponerse al día con el blog.
Una cosa ha llamado su atención: en las proximidades del hotel hay un hospital y una gran cantidad de clínicas privadas, gran parte de ellas dedicadas a la cirugía estética, oftalmología, dermatología, estomatología, etc. Como añadido al rededor una gran cantidad de "droguerías" - como llaman aquí a a las farmacias- donde venden incluso licores.
Hoy no ha sacado las cámaras y no hay reportaje.
 
 
 
 
 
 

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