VISITA A LA CIUDAD DE NAUTA
Jueves
30/01/2020
Hoy
siguiendo el consejo de Yolanda va a conocer Nauta la antigua capital de la
región de Loreto. Muy amablemente, Yolanda le lleva en su moto hasta el lugar
donde se cogen los minibuses.
El viaje
demora unos cuarentaicinco minutos baja del micro y toma un motocarro hasta el
embarcadero del río Marañón, allí un joven muchacho, Wilson, se ofrece a darle
un paseo por el río hasta la confluencia con el Ucayali, donde se supone que
comienza el rio Amazonas.
En el lugar
ha podido avistar delfines rosados que tímidos asomaban sus lomos en las
proximidades de la embarcación. Apenas ha podido capturar alguna imagen de sus
ascensiones a la superficie.
Wilson, le
explica que además de llevar turistas en su embarcación, se entretiene, junto,
con su esposa en tejer figuras con unos hilos que saca del nervio de unas
hojas. Está completamente enamorado de su tierra, dice que no tiene ningún
interés en viajar a las ciudades y prefiere vivir junto a su familia en una
pequeña población cercana a Nauta a orillas del rio Marañón.
-¿Pero no
tienes ningún interés en conocer otros lugares? ¿Conocer otras gentes otras
culturas otros paisajes?– interroga el viajero.
- Ya conozco
otras gentes de otros lugares que vienen a este maravilloso lugar. Converso con
ellos y aprendo, hago amistades. ¿Qué necesidad tengo de marchar a otros
lugares? ¿Acaso eso me va a dar más satisfacción? Soy feliz con mi familia, mis
padres y hermanos y con mi esposa y mi hijito de dos años. Desde niño he
manejado el bote con mi papá y ahora tengo tres que manejo junto con mis
hermanos.
Sí que me
gustaría poder tener más turistas para acompañarles a que conozcan el lugar.
Pero no quiero que las agencias turísticas se aprovechen.- responde el
muchacho.
-Quizás
tengas razón, eres muy joven y el tiempo y las circunstancias de la vida te lo
confirmarán. Pero la vida a veces produce cambios inesperados.- sentencia el
viajero.
El muchacho
para el motor de la embarcación e insiste en llamar a los delfines juntando sus
manos y soplando fuertemente imitando el resoplido de los delfines que vuelve a
aproximarse a la embarcación.
Llega el
momento de retornar a puerto y el viajero le aconseja que se haga conocer a
través de las redes sociales y que se haga una página Web donde poder
publicitarse colgando información turística, de las actividades que ofrece,
fotos y videos.
Terminada la
visita se intercambian los números de celular para estar en contacto con
Whastsapp. No sin antes aconsejarle que visite el restaurante Campechanos,
donde el viajero toma su almuerzo antes de volver a Iquitos.
NAUTA: DÓNDE NACE EL AMAZONAS
El guía le explica que recogen animales, los veterinarios los ponen en cuarentena los alimentan, desparasitan y medican. Tras un periodo que puede llegar a ser de dos o más años, preparados para vivir su vida salvaje los recuperan. Algunos monitos no llegan a estar preparados y aunque están sueltos juguetean con los guías y visitantes y hay que alimentarlos. Además de monos tienen otras especies de animales: Aves, tigres, serpientes y una enorme anaconda.
Antes de la entrada una gran oferta de comidas de todo tipo.
–Es cierto–comenta el viajero en soliloquio–, como me habían dicho los loretanos se comen todo lo que se mueve: lagarto, suri o gusano de la chonta(palma), todo tipo de peces y demás animales.
Más adelante hay una boletería observa los precios: extranjeros quince soles.
–Buenas tardes. Un boleto para extranjeros.–solicita el viajero–
–Usted no paga señor.–afirma el encargado de la ventanilla–
–Muchas gracias –responde el viajero–
Su sorpresa se torna agridulce al comprender que ya tiene una edad que no puede disimular.
Pasa al recinto y se encuentra con la sorpresa de que se trata de una especie de zoológico bastante bien presentado y al fondo una laguna con una playa de arena repleta de familias aprovechando el día. Curiosea por los diferentes recintos observando los animales. Hasta un delfín realiza un espectáculo.
–Un buen lugar para pasar el domingo en familia –afirma el viajero–
Terminada la visita se dirige a la salida para tomar de nuevo el bus. Se encuentra completamente abarrotado y tiene que hacer todo el trayecto de pie.
Agotado se retira a la posada.
LA ISLA DE LOS MONOS
Viernes
31/01/2020
–Buenos días
Luis –saluda Yolanda- mientras prepara el desayuno.
–Muy buenos
días –responde el viajero– animado con la presencia de lo que observa sobre la
mesa.
Yolanda le
acompaña y charlan amigablemente.
–¿Qué
pensabas hacer hoy? – interroga la anfitriona–
–No lo sé, ¿tú
que me aconsejas?, me hablaste de visitar la Isla de los monos. ¿Cómo voy? – solicita
el viajero–
–Yo te llevo
al Mercado de Proveedores de donde salen las lanchas que te llevarán hasta
Varadero de Mazán y de allí debes tomar un “peque peque” que te llevará a la
Isla de los monos.
El viajero
se prepara para la salida.
–Te llevo en
la moto –le invita amablemente–
En un
momento le traslada con enorme habilidad hasta el mercado, sorteando los
motocarros que copan las avenidas.
–Muchas
gracias Yolanda.
–Es un
placer –responde la intrépida motera–
Enseguida, atravesando
el mercado, baja por unas rudimentarias escaleras de madera hasta el
embarcadero. Una lancha se dispone a efectuar su salida, le invitan a entrar y demora
un rato hasta completar el pasaje.
Justo al
iniciar su salida al entrar en el Amazonas el motor de la lancha se para. El
patrón se vuelve hacia el ayudante que se encuentra en la parte trasera y le
indica que falla la bujía. A su lado tiene un cable, no encuentra nada para
cortarlo y pelarlo. Con los dientes corta un trozo y pela los bordes y pide a
los viajeros que se lo pases. Conecta el trozo de cable y el motor arranca sin
problema.
A los
cuarenta minutos aproximadamente llegan a Varadero. En el folleto que le ha
proporcionado Yolanda aparece el teléfono
de contacto con La Isla de los Monos. Trata de conectar, pero no hay cobertura.
En el
pequeño malecón una persona le advierte que el “peque peque” está avisado y
llegará en treinta minutos.
Desde el
embarcadero atraviesan el inmenso río hasta llegar al embarcadero de la isla.
Un cartel da
la bienvenida a los visitantes anunciando que es un centro de recuperación de
la fauna.
Paga su
entrada en la recepción y le asignan un guía que le lleva por un paseo donde se
pueden observar una gran cantidad de monos en libertad. Haciendo sus cabriolas
sobre las ramas.
El guía le explica que recogen animales, los veterinarios los ponen en cuarentena los alimentan, desparasitan y medican. Tras un periodo que puede llegar a ser de dos o más años, preparados para vivir su vida salvaje los recuperan. Algunos monitos no llegan a estar preparados y aunque están sueltos juguetean con los guías y visitantes y hay que alimentarlos. Además de monos tienen otras especies de animales: Aves, tigres, serpientes y una enorme anaconda.
No permiten
echarse repelente porque puede afectar a los monos y en el recorrido algunos
mosquitos han atacado al viajero.
Regresa a Varadero
de Mazán y de allí toma un carrito que le lleva hasta la población de Mazán,
donde almuerza y da un vistazo al Río Napo, por el que navegó en su viaje a
Ecuador.
Regresa a la posada, satisfecho de su visita, desandando el camino.
Sábado 01/02/2020
Empieza el fin de semana pero el tráfico en la ciudad no remite, continúa el fluir constante de los motocarros con su estridente sonido.
El viajero, aconsejado por Yolanda se decide a visitar el CREA, otro centro de recuperación de animales, entre los que se encuentra el manatí: un cetáceo en peligro de extinción que poblaba en abundancia las aguas amazónicas y que ha sido sistemáticamente depredado.
Por la tarde visita el mariposario. Queda decepcionado. Nada que ver con otros que ha visto
Empieza el fin de semana pero el tráfico en la ciudad no remite, continúa el fluir constante de los motocarros con su estridente sonido.
El viajero, aconsejado por Yolanda se decide a visitar el CREA, otro centro de recuperación de animales, entre los que se encuentra el manatí: un cetáceo en peligro de extinción que poblaba en abundancia las aguas amazónicas y que ha sido sistemáticamente depredado.
Por la tarde visita el mariposario. Queda decepcionado. Nada que ver con otros que ha visto
DIA DE DOMINGO
Domingo 02/02/2020
Hoy toca día
de preparativos, mañana regresa a Lima. Desayuna tranquilo y se va a la plaza
de armas, a la catedrál: una iglesia situada en la plaza sin pretensiones
arquitectónicas.
Se coloca en
las primeras bancadas, junto al pequeño coro parroquial compuesto por cuatro
mujeres, una toca la guitarra, otras dos acompañan con sus voces y una joven
monjita canta y toca la percusión.
Las misa es igual que la que pueda darse en cualquier parroquia de su ciudad, son mas expresivos y levantan sus brazos o unen las mismas en señal de unidad.
Retorna a la posada después del almuerzo y como cualquier dominguero, toma un bus que le lleva a un parque junto a una laguna: Laguna Quistococha.
Llama su atención el estado lamentable que tienen los buses, pura chatarra andante, carrozados con madera y chapa, el viajero se maravilla de la pericia del conductor que, con gran habilidad sortea las motos y los carritos, casi rozándolos. Lo mejor el precio. Un acompañante va recogiendo las monedas y controlando cada uno de los pasajeros. Se paga a la salida.
El recorrido demora unos treinta minutos. El
viajero sigue los pasos de la gente. No sabe qué es lo que va a encontrar.Las misa es igual que la que pueda darse en cualquier parroquia de su ciudad, son mas expresivos y levantan sus brazos o unen las mismas en señal de unidad.
Retorna a la posada después del almuerzo y como cualquier dominguero, toma un bus que le lleva a un parque junto a una laguna: Laguna Quistococha.
Llama su atención el estado lamentable que tienen los buses, pura chatarra andante, carrozados con madera y chapa, el viajero se maravilla de la pericia del conductor que, con gran habilidad sortea las motos y los carritos, casi rozándolos. Lo mejor el precio. Un acompañante va recogiendo las monedas y controlando cada uno de los pasajeros. Se paga a la salida.
Antes de la entrada una gran oferta de comidas de todo tipo.
–Es cierto–comenta el viajero en soliloquio–, como me habían dicho los loretanos se comen todo lo que se mueve: lagarto, suri o gusano de la chonta(palma), todo tipo de peces y demás animales.
Más adelante hay una boletería observa los precios: extranjeros quince soles.
–Buenas tardes. Un boleto para extranjeros.–solicita el viajero–
–Usted no paga señor.–afirma el encargado de la ventanilla–
–Muchas gracias –responde el viajero–
Su sorpresa se torna agridulce al comprender que ya tiene una edad que no puede disimular.
Pasa al recinto y se encuentra con la sorpresa de que se trata de una especie de zoológico bastante bien presentado y al fondo una laguna con una playa de arena repleta de familias aprovechando el día. Curiosea por los diferentes recintos observando los animales. Hasta un delfín realiza un espectáculo.
–Un buen lugar para pasar el domingo en familia –afirma el viajero–
Terminada la visita se dirige a la salida para tomar de nuevo el bus. Se encuentra completamente abarrotado y tiene que hacer todo el trayecto de pie.
Agotado se retira a la posada.
DE VUELTA A LIMA
Lunes 03/02/2020 al Miercoles05 /02/2020
Muy amablemente Victor y Yolanda le llevan al aeropuerto.
–Muchas gracias por todo –se despide el viajero– me he sentido como en casa, habéis sido muy amables y me habéis dado excelentes consejos.
–Ha sido un placer para nosotros –responden ambos– estaremos en contacto.
Toma el vuelo para Lima y, como ya conoce el protocolo, toma el bus airport exprés: cómodo, seguro y económico. Llega al hotel Tierra Viva y el personal de la recepción le reconoce y le saludad amigablemente preguntándole por su viaje. Se para un rato a charlar, recoge la maleta que la semana anterior había dejado en depósito y se acomoda en la misma habitación que anteriormente había ocupado.
Después sale a dar un paseo. Toma algo para quitar el hambre y se retira pronto.
Ha contratado dos noches para hacer algunas labores de intendencia: llevar ropa a la lavandería y reparar sus uñas y tomar un breve descanso en este buen hotel que goza de todas las comodidades que pudiera desear.
La mañana del martes la dedica a pasear por
los alrededores tranquilamente hasta la hora del almuerzo y, después, se retira a descansar y a tratar de poner en orden su crónica viajera un tanto retrasada.
El miércoles se levanta temprano, pone en orden su maleta y su mochila y tomo el bus para el aeropuerto. Al llegar a las cabinas de facturación de LATAM, las encuentran saturadas de gente. Una enorme cola le aguarda y sospecha que no tendrá tiempo de facturar su maleta. Pregunta a una de las personas que vigilan:
–Buenos días señorita –saluda el viajero– tengo vuelo para Puerto Maldonado y si espero en esta enorme fila no llegaré a tomarlo.
–Pase por aquí señor –responde muy amable– Mientras se comunica con otro responsable para que le permitan facturar con urgencia.
–Apúrese señor, la puerta de embarque abrirá en breves instantes –le anima otra responsable–
Finalmente factura la maleta y pasa el control con el tiempo justo para embarcar. Se acabó el estrés.
Al llegar a Puerto Maldonado descubre que nadie le aguarda, a pesar de que en la reserva que había hecho anunciaban traslado gratuito desde el aereopuerto.
Llama al hotel Rulman y le indican que tome un taxi, que ellos pagan la carrera.
El hotel es muy básico, pero tiene lo necesario para poder descansar y darse una ducha.
Se acomoda y sale a dar un paseo hasta llegar a la plaza de armas a cuatro cuadras, para en un restaurante a reponer fuerzas y un amable camarero venezolano le atiende y le da conversación.
En un paseo peatonal que lleva al puente que une las dos orillas del río Madre de Dios –que presume de ser el puente más largo de Perú, de muy reciente construcción, apenas cuenta con nueve años de vida y facilita el acceso a Brasil– a ambos lados del paseo están situadas varias agencias de viajes, que ofertan todo tipo de actividades por la selva.
El viajero contrata un tour de una día completo hasta llegar al lago Sandoval, dando un paseo de unos tres kilómetros por la selva.
Y se retira al hotel hasta la mañana siguiente.
Lunes 03/02/2020 al Miercoles05 /02/2020
Muy amablemente Victor y Yolanda le llevan al aeropuerto.
–Muchas gracias por todo –se despide el viajero– me he sentido como en casa, habéis sido muy amables y me habéis dado excelentes consejos.
–Ha sido un placer para nosotros –responden ambos– estaremos en contacto.
Toma el vuelo para Lima y, como ya conoce el protocolo, toma el bus airport exprés: cómodo, seguro y económico. Llega al hotel Tierra Viva y el personal de la recepción le reconoce y le saludad amigablemente preguntándole por su viaje. Se para un rato a charlar, recoge la maleta que la semana anterior había dejado en depósito y se acomoda en la misma habitación que anteriormente había ocupado.
Después sale a dar un paseo. Toma algo para quitar el hambre y se retira pronto.
Ha contratado dos noches para hacer algunas labores de intendencia: llevar ropa a la lavandería y reparar sus uñas y tomar un breve descanso en este buen hotel que goza de todas las comodidades que pudiera desear.
La mañana del martes la dedica a pasear por
los alrededores tranquilamente hasta la hora del almuerzo y, después, se retira a descansar y a tratar de poner en orden su crónica viajera un tanto retrasada.
El miércoles se levanta temprano, pone en orden su maleta y su mochila y tomo el bus para el aeropuerto. Al llegar a las cabinas de facturación de LATAM, las encuentran saturadas de gente. Una enorme cola le aguarda y sospecha que no tendrá tiempo de facturar su maleta. Pregunta a una de las personas que vigilan:
–Buenos días señorita –saluda el viajero– tengo vuelo para Puerto Maldonado y si espero en esta enorme fila no llegaré a tomarlo.
–Pase por aquí señor –responde muy amable– Mientras se comunica con otro responsable para que le permitan facturar con urgencia.
–Apúrese señor, la puerta de embarque abrirá en breves instantes –le anima otra responsable–
Finalmente factura la maleta y pasa el control con el tiempo justo para embarcar. Se acabó el estrés.
Al llegar a Puerto Maldonado descubre que nadie le aguarda, a pesar de que en la reserva que había hecho anunciaban traslado gratuito desde el aereopuerto.
Llama al hotel Rulman y le indican que tome un taxi, que ellos pagan la carrera.
El hotel es muy básico, pero tiene lo necesario para poder descansar y darse una ducha.
Se acomoda y sale a dar un paseo hasta llegar a la plaza de armas a cuatro cuadras, para en un restaurante a reponer fuerzas y un amable camarero venezolano le atiende y le da conversación.
En un paseo peatonal que lleva al puente que une las dos orillas del río Madre de Dios –que presume de ser el puente más largo de Perú, de muy reciente construcción, apenas cuenta con nueve años de vida y facilita el acceso a Brasil– a ambos lados del paseo están situadas varias agencias de viajes, que ofertan todo tipo de actividades por la selva.
El viajero contrata un tour de una día completo hasta llegar al lago Sandoval, dando un paseo de unos tres kilómetros por la selva.
Y se retira al hotel hasta la mañana siguiente.