De nuevo, el Viajero
Solitario pretende volver a las andadas. Regresa a Perú que, con sus encantos,
y su voluptuosa majestuosidad, atrae los deseos de atraparlo en sus esencias:
Sus paisajes de montañas, teñidas de un verdor incomparable, que esconden
ruinas imperiales del esplendor de antiguas culturas. Las aguas marinas, plenas
de vida, que acogen generosas su variada fauna. Y, ¡cómo no!, los caudalosos
ríos que, generosos, riegan y alimentan la masa vegetal de la Amazonía.
COMIENZO DEL VIAJE: La primera en la frente.
Como es su natural forma
de viajar, solamente ha reservado vuelo a Lima. Pretende visitar la selva
amazónica, concretamente Iquitos, sin descartar otros destinos. Ha reservado
vuelo para el día 22 de enero con regreso el 11 de marzo.
COMIENZO DEL VIAJE: La primera en la frente.
Miércoles 22 y viernes 23/01/2020
El viajero sale de
Pamplona en tren hasta Madrid. Al acomodarse en el vagón, busca en el bolsillo
donde creía que tenía su móvil o celular y descubre que se lo ha dejado en
casa.
- ¡La primera en la
frente! - exclama malhumorado para sus adentros.
- De todos modos no
todo está perdido. Más vale que llevo en la maleta un antiguo celular que me
permitirá comunicarme, si es que funciona.- se resigna confortado.
En el aeropuerto
consigue una tarjeta para hacer las llamadas de rigor a la familia.
Ha tenido suerte y en
el avión estaban vacías las dos plazas contiguas y se ha podido tumbar y
disfrutar de unas ligeras duermevelas, aunque el cuello no se encontrara muy
satisfecho.
A la llegada al
aeropuerto de Lima ha tomado un bus: “airport
exprés”, hasta las proximidades del hotel por un precio muy económico. En
el trayecto, que ha demorado más de una hora, ha ido observando con
interés la gran cantidad de carteles con anuncios gigantes de todo tipo en las
fachadas y tejados de las edificaciones, de suerte que la ciudad se le antojaba
un gran portal de anárquico mercado. Para completar la cartelería, en el césped
de las medianas, los candidatos de un sin número de partidos solicitan el voto,
en sus carteles muy bien pertrechados, para las
elecciones a las cámaras de representantes que se celebran este domingo día 26.
Después de acomodarse en el hotel espera la visita de Ramiro Montesinos,
un amigo de Anarosa de Acedo, al que debe entregarle un paquete. Ya estuvo con él
en el 2014, en una breve estancia en Lima de la que guarda un agradable
recuerdo. Han almorzado unos excelentes platos de pescado, haciendo honor a la
cocina peruana, y han quedado en dar un paseo para el día siguiente.
SEGUNDO DÍA EN LIMA: La dependencia del celular.
Viernes 24/01/2020
Cada vez que el viajero
pretende hacer operaciones, compra de billetes y pagos por internet, los bancos
le piden que inserte el código que han enviado a su celular.
-¡Pero que mierda es
esto! Tengo mi celular olvidado en Pamplona y no puedo acceder al código y por
ende realizar la operación. - replica el viajero a la computadora como si esta
fuera un interlocutor válido -.
-Me están volviendo
loco. Ya no solo hablo conmigo mismo y hasta a veces me respondo. Ahora increpo
a una pantalla en tono amenazante, propinando toda serie de groserías y
palabras malsonantes. -medita el viajero-.
El viajero tomo la precaución de meter en su
maleta un celular antiguo, pero no había manera de que funcionara
correctamente, se le consumían los datos y se bloqueaban las aplicaciones. Así
que se ha visto obligado a cambiar de compañía y ha adquirido un celular similar
al suyo por poco dinero.
Su primera llamada ha
sido para disculparse con Ramiro con el que no podía comunicarse y que
había quedado en acompañarle.
Salvado el incidente de
los problemas de comunicación, el viajero se ha paseado de nuevo por la plaza
de armas, ha tomado el bus urbano desde la municipalidad de Miraflores hasta el
centro de la municipalidad de Lima. Después de un pequeño refrigerio se ha
vuelto de nuevo a Miraflores, hasta la costa, para dar un paseo por el mirador
y disfrutar del atardecer.
Agotado por la caminata,
de vuelta al hotel se ha parado a reponer fuerzas.TERCER DÍA EN LIMA: Indiferencia policial. Comida genial
Sábado 25/01/2020
Reparado de su
cansancio, se ha despertado con un montón de picotazos de mosquitos. Tras el
desayuno, ha dedicado un largo tiempo a poner en orden el celular, manteniendo
varias comunicaciones con su hija Cecilia.
Después ha bajado de
nuevo hacia el mirador para darse un paseo. La parte colindante alberga
modernos edificios acristalados y torres de apartamentos, además de un centro
comercial que recibe gran cantidad de visitantes.
Unas fotos y después ha
decidido premiarse con comida nikkei (fusión japonesa- peruana) que se ha
puesto muy de moda. Para ello ha elegido el Maido, considerado uno de los
mejores restaurantes de fusión de Lima.
Como no tenía reserva,
una amable señorita recepcionista le ha emplazado para que volviera después de
una hora, con la esperanza de que encontraría alguna mesa disponible.
Mientras hacía tiempo,
ha ido paseando por los alrededores y, en el camino, se ha topado con una
muchacha tirada en el piso, junto a una columna. En la calle los autobuses iban
recogiendo pasajeros mientras anunciaban a voz en grito el trayecto.
Al observar la
situación de indiferencia de varias personas que por allí pasaban y con la
sensación de que nadie le prestaba ayuda, se ha acercado y ha tratado de
ayudarla, parecía un trapo tirado en la calle, le ha zarandeado para tratar de
animarla y no respondía, parecía muerta, ha observado al moverla que parecía
respirar, pero no reaccionaba. El portero de la finca cercana le ha dicho que
la policía estaba avisada. Desde un autobús que se encontraba atrapado en el
enorme atasco de la avenida, una persona ha gritado; ¡Llamen al 106!
El viajero ha tomado su
celular y ha marcado el número. Una señorita le ha pedido la ubicación y
mirando en el portal del edificio le ha indicado el lugar exacto. La señorita
le ha respondido que las ambulancias estaban lejos y que era mejor que se
comunicara con la policía. Sorprendido por la respuesta y, mientras trataba de
comunicarse, el portero le ha dicho que la policía ya había acudido al lugar,
que unos paramédicos habían controlado sus constantes vitales, que la muchacha
era un gay que había estado de fiesta toda la noche, y que le habían
recomendado que le dejaran descansar hasta que se le pasara.
Algunas personas más
preocupadas por el lamentable estado de la muchacha no daban crédito.
Nuevas llamadas y la
policía insistía en que ya estaba avisada y que no iba a intervenir. Ante la
impotencia el viajero ha seguido caminando y, a escasos metros, ha
observado que un policía con una moto, próximo al lugar era requerido de nuevo
por varios viandantes. Lentamente el agente se ha acercado al lugar y, al
comprobar que una moto de reparto de comidas, ha dejado el vehículo en lugar
prohibido mientras realizaba la entrega, se ha parado a multarle y después se
ha aproximado al lugar donde yacía la muchacha. Una señora le ha increpado por
no querer intervenir, su respuesta ha sido que era un gay que había tomado
demasiado y que le habían informado por radio que no era necesario intervenir,
que ya se le pasaría. Dicho esto, ha arrancado su moto y se ha alejado del
lugar.
El viajero junto a la
señora indignada han conseguido que despertara de su letargo, la señora le ha
dado agua y se ha incorporado. El portero de la finca, que conocía al muchacho,
le ha devuelto el celular que había perdido al caer. Felizmente se ha levantado
y con la ayuda del portero se ha introducido en la finca donde supuestamente
vivía.
Después de comentar el
trato inhumano dispensado a una persona que necesitaba ayuda, previsiblemente
por una actitud homófoba, el viajero ha estado charlando con una persona que
había intervenido. Han estado disertando sobre la pérdida de valores de la
sociedad, sobre los prejuicios.
Manuel Cruz, un amable
caballero que según le ha dicho se dedica a viajar por todo Perú vendiendo
artículos.
Se han despedido y el
viajero le ha dado la dirección del blog.
De regreso al
restaurante Maido
le han acomodado en una de las mesas y, siguiendo los consejos de la persona
que le ha atendido, ha disfrutado de la experiencia culinaria. Un magnífico
premio.
El único pero: el
precio. Pero ha merecido la pena.
Posteriormente ha
regresado al hotel a descansar; tras la siesta, un breve paseo y de nuevo de
retirada a escribir esta crónica.
CUARTO DÍA EN LIMA: Las elecciones
Domingo 26/01/2020
La ciudad ha despertado
tranquila, apenas había tráfico rodado ni se escuchaba el chirriante sonido de
las bocinas, al que tan aficionados son los conductores limeños.
En la avenida
colindante con el edificio de la Municipalidad de Miraflores ha tomado el bus
301 que le ha dejado en la parada de Callao a tres cuadras de la Plaza de
Armas.
El trayecto ha sido
rápido.
Una vez allí se ha
dejado convencer por unas señoras que vendían boletos para un bus turístico que
le iba a llevar a Miraflores, Barranco y Chorrillos. Tenía el deseo de conocer
la zona de Chorrillos y se ha apuntado.
Una breve parada de 10
minutos junto al parque del beso, que ya conocía y nada más. No podido obtener
ninguna imagen de interés. Así ha pasado toda la mañana: montado en el
“engañaturistas”.
Por la tarde, cansado,
se ha retirado al hotel para conocer el estado de las votaciones y ordenar sus
cosas para el vuelo a Iquitos de mañana.
Los resultados provisionales indican una gran dispersión del voto, ningún grupo ha conseguido llegar al 12% de los votos. Todos los líderes políticos de las diferentes agrupaciones abogan por el consenso político.
Los resultados provisionales indican una gran dispersión del voto, ningún grupo ha conseguido llegar al 12% de los votos. Todos los líderes políticos de las diferentes agrupaciones abogan por el consenso político.
VIAJE A IQUITOS: La isla amazónica
Lunes 27/01/2020
Por la mañana ha
preparado su mochila con lo más necesario y ha dejado su maleta en depósito en el
hotel. Un breve paseo por los alrededores, haciendo tiempo para la salida del
bus que reservó ayer por internet.
A la hora anunciada
aparece el bus y le traslada al aeropuerto. Hora y media. Muchísima circulación
como es costumbre en Lima. El avión sale de acuerdo al horario previsto y llega
puntual a Iquitos. Allí le recibe Yolanda con gran amabilidad, para trasladarle
a la “Posada Alpahuallo” que regenta junto a su esposo Víctor.
Ya anochecido, se premia
con una merecida cena en Blanquita, un lugar de comida tradicional recomendado
por Yolanda.PRIMER DÍA EN IQUITOS: Barrio de Belén con los palafitos del río Italla
Martes 28/02/2020
Después del desayuno,
se deja aconsejar por Yolanda y se dirige al barrio de Belén. Las calles de la
ciudad están invadidas por motocarros y motos, que son el principal medio de
transporte.
Conforme se adentra en
el barrio se sorprende por la gran cantidad de mercancías que se venden: pollos
vivos, huevos, todo tipo de frutas, papas, frijoles. Cuando ya le parecía que
se encontraba próximo al río, se dirige a una persona:
-Buenos días. ¿Voy bien por aquí al embarcadero?
-Si señor pero le falta todavía un buen trozo –responde el interpelado-
-No importa, prefiero caminar.
-No se lo aconsejo señor a partir de este lugar puede tener problemas, hay bastante gente peligrosa. Si usted quiere le llevo en mi motocarro por dos soles no más y le digo a un amigo de fiar que lleve en su lanchita- propone el muchacho-.
-Buenos días. ¿Voy bien por aquí al embarcadero?
-Si señor pero le falta todavía un buen trozo –responde el interpelado-
-No importa, prefiero caminar.
-No se lo aconsejo señor a partir de este lugar puede tener problemas, hay bastante gente peligrosa. Si usted quiere le llevo en mi motocarro por dos soles no más y le digo a un amigo de fiar que lleve en su lanchita- propone el muchacho-.
-De acuerdo
pues.-responde el viajero-
Efectivamente le lleva hasta uno de los embarcaderos y negocian el viaje: una hora, treinta soles.
Efectivamente le lleva hasta uno de los embarcaderos y negocian el viaje: una hora, treinta soles.
El viajero monta en la
humilde embarcación y monta su cámara. Ante sus ojos se levantan unas casitas
de madera apoyadas en unos postes y algunas otras parecen estar flotando en el
agua. Es un precioso espectáculo. La barquita se desplaza entre los estrechos
canales próximos a la orilla hasta llegar al cauce principal. Las gentes que
las habitan se encuentran realizando sus faenas habituales, lavar la ropa y
tenderla, reparar alguna cosa, pescar la comida del día. Los niños se bañan y
chapotean en el agua. En las casitas aparecen carteles en las que anuncian
venta de víveres, recarga de móviles, combustible para la embarcación, etc.
Terminada su visita por
el barrio de Belén, el viajero se encamina a la plaza de armas; el sol calienta
y el paseo se le hace pesado a la par que entretenido. Gran cantidad de
carritos, moto taxis, circulan por calles y avenidas. Con gran habilidad se
manejan muy juntos, casi tocándose, pero no se chocan, calculan
milimétricamente las distancias sin rozarse. Apenas se ve, de cuando en vez,
algún automóvil o una camioneta o bus. Al viajero se le antojan, mirándolos de
espaldas y recordando otros lugares, carritos de mennonitas motorizados.
Cada calle tiene sus
comercios agrupados: las ópticas, las pollerías y hueverías, las frutas y
comestibles, talleres de reparación de motos. La gente se mueve tranquilamente
sin apuros por las aceras, en las casas de planta baja, unas verjas metálicas
protegen la entrada y muestran una especie de patio con tumbonas y hamacas,
donde se observan las personas que las habitan tomando su limonada o
descansando.
Cansado ya de la
caminata, llega al fin a la Plaza de Armas. No le encuentra nada especial;
únicamente llama su atención que en el parque que alberga en su interior hay
papeleras. En todo su recorrido ha tenido que comprar agua y no encontraba
lugar alguno donde arrojar el envase; cuando miraba dónde, veía montones de
basura acumulada en rincones o en las bocas de alcantarillas sin tapa y allí lo
dejaba con cierta mala conciencia.
- ¡Por fin unas
papeleras! - exclama el viajero mientras cruza la calle para arrojar su última
botella de agua.
Próximo a la plaza se
encuentra el malecón, desde el que a través de su mirador se aprecian las aguas
calmas de los ríos adornados con sus plantas acuáticas floreadas.
En las proximidades se
para en la puerta de una oficina de viajes y le dan información sobre un día de
pesca; precios muy elevados: 250 dólares. Desiste. Sabe que no es buena
temporada para atrapar peces grandes y prefiere no arriesgarse.
Mientras pasea por el
malecón, un guía muy atento le propone dar un paseo en embarcación por 120
soles, cuatro horas de navegación por los ríos Itaya, Amazonas y Nanay. El
señor se muestra muy atento. Al viajero le seduce la idea y le pide su número
de celular para confirmarle el paseo.
Se retira a la posada
cansado, el calor y la caminata le han agotado y necesita reposar.
Al atardecer, repuesto,
se da otro paseo y toma algo de cena. Se retira temprano.
CASAS FLOTANTES. BARRIO DE BELÉN
CASAS FLOTANTES. BARRIO DE BELÉN
SEGUNDO DÍA EN IQUITOS: Navegando
Martes 29/01/2020
Ha quedado con Kelwin a las 9 para navegar por los ríos Itaya, Amazonas y Nanay. Se presenta en el embarcadero unos minutos antes de lo acordado y Kelwin le estaba esperando. Le presenta a Javier el piloto de la embarcación e inmediatamente inician la marcha por el rio. Durante el recorrido mantienen una amena conversación. Lo más sorprendente es la diferencia de coloración entre el río Itaya y el Amazonas. El primero con sus aguas negras producto de la vegetación del fondo y el Amazonas con un color terroso por los limos es suspensión. Las aguas parecen tranquilas, no hay corrientes visibles, discurren lentas, como si quisieran demorar su viaje hacia el océano.
En las orillas la
vegetación refresca sus pies apoyándose en el lecho del río, como si necesitara
el frescor de sus aguas para soportar el intenso calor. Se adentran por los
brazos del río entre el exuberante ramaje del arbolado. Por momentos se
encuentran solos y solamente se escucha el “peque peque” del pequeño motor de
la embarcación y la caricia del agua sobre la quilla.
De camino paran en un
lugar de recuperación de animales que el viajero visita. En el centro se
recogen animales enfermos o accidentados a los que tratan de recuperar para
retornarlos de nuevo a su hábitat natural.
El paseo resulta muy
agradable y Kelwin una persona encantadora con enormes deseos de agradar.
Magnífico guía.
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