EpilogoPerú20

Como  colofón, el viajero ha improvisado este epílogo en forma de poema:



MI PASEO POR PERÚ


Lima ciudad populosa,
cubierta con la calima
que el Pacífico le dona,
abrigada por sus cerros:
pelados, de tierras blancas.




















Constante fluir de gentes,
con sus carros bullidores
de chóferes impacientes,
que hacen sonar sus bocinas
sin aparente motivo.






















Anuncios por todas partes:
fachadas, tejados, muros,
medianas y celosías,
pegados en los cristales,
los postes y las farolas.



Los municipios lujosos:
Miraflores, San Isidro. 

Y ya en el centro de Lima:
la bella Plaza de Armas
con sus regios edificios.

Y Barranco con sus playas
Y Chorrillos con su historia.























Arropado por sus islas,
con infinidad de aves:
San Lorenzo, Frontón,
y la isla Palominos,
se encuentra Puerto Callao.























Iquitos y el Amazonas
con las casitas flotantes
en el barrio de Belén
ha cautivado al viajero.



  
















Los paseos por la selva
el viajero ha disfrutado:
la fuerza del Amazonas
pintadas de ocre sus aguas.
Gran cantidad de loritos,
bullidores y en bandadas,
los simpáticos monitos
y los temibles mosquitos.


 



















Desde Puerto Maldonado
llega al Lago Sandoval,
reserva muy protegida,
donde animales y plantas
conviven en armonía,
el agua mansa refleja
las nubes en su regazo,
navegan a puro brazo
moviendo lentos los remos,
disfrutando del entorno
y de la lluvia algún rato.



 



Y después de Maldonado
Una visita a Cobija,
la capital boliviana,
de esta región olvidada
que Pando se denomina.








 










Y después para Arequipa
contruida con sillares,

piedras de sílice blanco,
con hermosos edificios
de tiempos del virreinato.
El famoso monasterio
que al viajero le ha impactado,
la catedral presidiendo
una plaza muy cuidada
rodeada de edificios
con su base porticada.














 




Por el cañón del Colca,
protegido entre montañas,
discurre rápido el río
con sus turbulentas aguas,
mientras surca por el aire
con vuelo majestuoso
el emblema del Perú:
el cóndor voluminoso,
el señor de las alturas. 




















Y continúa el viajero
sin dar tregua a su cansancio,
un vuelo, y a reconocer
las líneas que en el desierto
representan animales:
es el enigma de Nazca
de origen desconocido. 







 










Una etapa en Abancay,
y al santuario de Ampay
a sufrir una ascensión,
que con mucho sufrimiento,
casi agotado y sin fuerzas
ha superado ya exh
austo.










 






Ayacucho en carnaval,
fiesta por todo lo alto,
infinidad de comparsas
desfilan muy ordenadas,
producto de sus ensayos
en numerosas jornadas.



 




Visita a la ciudad de Ica
y, aunque ya las conocía,
ha vuelto a darse un paseo
recorriendo Islas Ballestas.
La gran cantidad de aves
que descansan en sus rocas,
lo cubren de manto blanco
con intenso olor: el guano.
Las crias de lobos marinos
reclaman sus alimentos
con sus intensos gemidos.




 









 

Y a Piura, nueva etapa,
visitanto puerto Paita,
de pelícanos repleto,
que se lanzan en picado
atrapando su alimento.
Y más lobos dormitando. 
















Tumbes a Puerto Pizarro
Paseo por los manglares
Bordeando los islotes
de intensa vegetación
que son refugio de aves.

















Y al final de vuelta a Lima
la etapa final del viaje,
y a preparar la maleta
con sentimiento encontrado:
despedirse de estas tierras
de hermosura incomparable,
dejando el rol de viajero,
y la ilusión de volver
a encontrarse con los suyos.


                              El viajero solitario: Luis Garín


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