Perú 6/2/20


PUERTO MALDONADO 
Jueves 06/02/2020

Le recogen a las nueve del hotel y le llevan a la oficina donde se incorporan varias personas. Dos muchachas, un señor con su esposa y su hijo adolescente, un inglés de cuerpo enjuto y que al viajero le recuerda a Mike Yager, pero con menos morritos el viajero y el guía. 
Navegan por el Marañón alejándose del puente rio abajo, hasta llegar a un lodge donde se incorpora una pareja que viven en Barcelona, ella peruana y el catalán español:
Yo soy español; de Barcelona, ella es de aquí. 
–Ya somos dos españoles; yo de Pamplona –responde el viajero– agradecido de no tener que soportar la machaca de algunos vascos y catalanes viajeros, que se empeñan en predicar sus raíces identitarias, negando que como indica su pasaporte son de España, cuestión esta que confunde a la mayoría de la gente que no llegan a comprenderla.
Llegan al punto de partida de la caminata. El guía explica a los expedicionarios las características de la flora y fauna que pueden observar: la planta de la ayahuasca, algún seibo o seiba gigante y otras plantas, de las cuales el viajero no llega a recordar su nombre.
En el camino encuentran monos ardilla o frailes, monos capuchinos y mariposas multicolores, que enseñorean  sus bellas alas seduciendo a los visitantes.
Tras dos horas de caminata, haciendo paradas explicativas, llegan a un embarcadero y toman una barca de remos introduciéndose por un estrecho canal que les lleva hasta el lago Sandoval: una reserva natural habitada por infinidad de peces, caimanes, nutrias, cormoranes y garzas. 
Nada más iniciar su entrada les reciben unas muy ruidosas aves, con una voz ronca: el shansho, que al viajero se le antoja una especie intermedia entre el faisán y la abubilla y que algunos han comparado con el ave fósil arqueópterix
Se adentran en el lago navegando a remo, próximos a la orilla, y paran en un pequeño embarcadero, desde el que se asciende por unas escalinatas a un refugio, donde paran a tomar el almuerzo: un tamal con pollo envuelto en una hoja plátano.
Retoman de nuevo su silenciosa navegación y, de vez en cuando, observan garzas y cormoranes al acecho de los peces.
Miren hacia allíseñala el guía Un caimán, de cerca de tres metros, pasa nadando plácidamente en dirección a la orilla. No se inmuta por la presencia de la embarcación y pasa a escasos veinte metros de la misma.
Los turistas exploradores captan inmediatamente con sus celulares las imágenes del acontecimiento
–Si tenemos suerte podremos observar las nutrias. Estas son más tímidas y a veces es difícil localizarlas. ¡Vallamos hacia el centro del lago! –anima el guía a los dos remeros voluntarios
Cuando ya parecía que no iban a encontrarlas, el guía toma sus prismáticos e indica la dirección donde cree haber visto actividad. 
–Están en la orilla. ¡Vayamos hacia allá sin hacer ruido! –ordena el guía– Silenciosamente se aproximan y pueden percibir a un grupo de nutrias pescando. Después de recoger algunas imágenes, se dirigen a la salida para emprender el viaje de vuelta. La lluvia les ha acompañado a ratos y las pasarelas están resbalosas, las botas del viajero le proporcionan algún que otro patinazo, que le hace perder el equilibrio, sin llegar a caer. La vuelta es rápida y apenas demora una hora.
Suben de nuevo la embarcación fueraborda y retornan al punto de partida con la satisfacción de haber aprovechado la visita.
  

POR LA SELVA HASTA LAGO SANDOVAL




VISITA A COBIJA
Viernes 07/02/2020
Al viajero se le ha  antojado visitar la ciudad de Cobija, capital de la región de Pando: Bolivia. Era una asignatura pendiente:
–Veo que Cobija está cercana a Puerto Maldonado –pregunta el viajero–¿Cómo puedo viajar hasta allí?
–Hay unos mixtos (minibuses) que por venticinco soles le llevan hasta Iñapari, en la frontera con Brasil y allí se toma un taxi que por cuarenta reales le lleva hasta Brasilea, frontera con Bolivia: Cobija –le in–forman en la recepción del hotel Rulman–.
–¿Qué horario tienen?–insiste el viajero–
––Salen continuamente señor, en cuanto completan los asientos.
El viajero prepara su mochíla y deja su maleta en recepción anunciando su regreso en breve. Reserva un hotel en Cobija para dos noches y se dirije a la terminal.
–¡Iñapari! ¡Iñapari! Me falta uno –anuncia el chofer– ¿Le guardo su mochila? Suba caballero.
–¿Cuánto demora señor? –pregunta el viajero–
–De tres a tres horas y media.

Hace calor y los asientos del furgón están muy juntos. Los mejores sitios están ocupados y tiene que sentarse en la parte trasera, junto a una muchacha que no levanta la vista de su celular y que apenas responde al saludo de cortesía con un sonido ininteligible acompañado de un ligero movimiento de cabeza.
Después de más de cinco interminables minutos, soportando estoico el asfixiante calor, el vehículo se pone en marcha y se agradece el airecito que tímidamente asoma por las ventanillas delanteras.
A ambos lados de la carretera se observan grandes extensiones de pastos con muy poco ganado, cree ver algunos caballos y cebús.
El paisaje le trae recuerdos del chaco paraguayo. De vez en cuando se ven lagunas artificiales: granjas piscícolas. La frondosa vegetación de la selva ha sido sustituida por pastos.
Conforme se van aproximando a Brasil se aprecia un mayor número de cebús pastando.
Llegan a Iñapari y el chofer le indica donde tiene que tomar el taxi brasileño que le llevará a Brasilea, que hace frontera con Cobija. A la entrada de la ciudad, un grupo de taxista se encuentra apostado en un apeadero. La camioneta le deja allí. Todavía le queda esperar un rato, hasta completar las cuatro plazas del taxi.
Una vez completado el aforo de pasajeros salen en dirección a Brasilea. Una breve parada en migraciones, registrando la salida de Pérú y luego la entrada a Brasil.
El taxista marcha a gran velocidad, sorteando los abundantes baches de la carretera y comiéndose, constantemente, la doble raya continua; al viajero no le importan demasiado sus imprudencias, más bien agradece que vaya rapidito. Aumenta considerablemente el número de ejemplares vacunos que pueblan los pastos.
Definitivamente llegan a Brasilea y el taxista le deja junto al puente internacional y le dice que pase caminando, se despide agradecido y así lo hace. Nadie le dice nada y lo atraviesa. Una moto taxi le lleva hasta el hotel.


Sabado 08/02/2020
El viajero se levanta temprano y, después deldesayuno sale a conocer la ciudad caminando.
Despliega el plano de la ciudad que le han proporcionado y mientras camina trata de capturar algunas imágenes. Hace calor, mucho calor, y eso le hace pesado su deambular por las calles y avenidas. Debe prestar atención a los múltiples obstáculos que le ofrecen las aceras, plagadas de agujeros sin tapar.
Por más que busca, no encuentra oferta alguna para visitar lugares de interés turístico. Cobija, como ciudad fronteriza, vive del comercio. Es una joven ciudad de apenas un siglo de existencia, que tuvo su esplendor con la explotación del caucho y que ahora sobrevive del comercio.

Ciertamente no ofrece interés turístico y el viajero no ve recompensado sus esfuerzos por conocerla, además los ríos están crecidos y la posibilidad de ensayar un día de pesca no parece acertada. Así que se limita a patear las calles de arriba a abajo y a sacar alguna foto.Termina agotado de la caminata y se retira al hotel para darse un baño reparador en la piscina. Sale a cenar algo y se acuesta temprano.
Justo cuando comienza a dormirse le despierta una colección de fuegos artificiales. Había olvidado que este día se celebraba el ciento catorce aniversario de la fundación de Cobija; pero su cansacio le disuade de unirse a la fiesta. Se escucha música y jolgorio que no cesa en toda la noche, proximo al amanecer se calma el alboroto y consigue dormir sin interrupciones.
Definitivamente no va a quedarse en Pando e inicia su regreso de inmediato.



BREVE VISITA A LA CIUDAD DE COBIJA




REGRESO A PUERTO MALDONADO
Domingo 09/02/2020
De nuevo en Puerto Maldonado para hacer una escala técnica e ir a Lima para desde allí tomar otro avión a Arequipa.


REGRESO A LIMA
Lunes10/02/2020
Decide quedarse en otro hotel distinto al anterior el Tinku, muy modesto y económico que tiene la ventaja de encontrase en la parada del bus que le llevará a Arequipa.

AREQUIPA
Martes11/02/2020
Llega con el tiempo justo al aeropuerto; las calles se encuentran colapsadas por el tráfico.
Al llegar a las ventanillas de embarque se encuentra con unas interminables filas. Pide ayuda a una de las azafatas que vigilan el acceso. Le facilitan el paso y factura, justo a tiempo de llegar a la puerta de embarque, cuando ya estaban procediendo al mismo.
Al llegar al aeropuerto de Arequipa, toma un taxi que le lleva al hotel seleccionado: "La Bella Aqp". La habitación está perfecta. Deja el equipaje y sin más preámbulo para a comer-cenar algo.

–¡Qué belleza! –exclama el viajero entusiasmado para sus adentros– Muy bien cuidado e iluminado.
Se deleita en la contemplación de la Plaza de Armas. La hermosísima catedral, construida en una piedra blanca de sillería, se enseñorea dominando la plaza, flanqueada por varios edificios porticados que el viajero agradece porque llueve intensamente.
Se da su paseo lentamente, a cubierto, mirándolo todo y haciéndose una composición de lugar.
Por último se dirige al hotel a escribir sus crónicas atrasadas y descansar.

AREQUIPA
Miércoles12/02/2020
–Buenos días señor, ¿ha descansado bien? –saluda amablemente la señorita de la recepción
–Sí muy bien gracias –responde agradecido el viajero–. Me voy a dar un paseo para conocer esta hermosa ciudad, ha parado de llover y está asomando el sol entre las nubes; espero que continue así.
–No crea señor, posiblemente llueva a la tarde, buen paseo.
El viajero sale esperanzado con su cámara dispuesta a captar las esencias de la ciudad. En la plaza de armas se interesa por un tour de un día completo al cañon del Colca cuya visita le han recomendado. Le convencen y reserva para el día catorce. Además el vendedor le aconseja que tome el bus turístico para conocer la ciudad. El viajero no las tiene todas consigo, no es la primera vez que le han defraudado esos paseos, pero acepta la oferta.
El bus no puede entrar en la plaza y una guía les acompaña caminando hasta el lugar donde está estacionado, el viajero se coloca en el piso de arriba para poder disparar alguna foto, aunque habitualmente no le salen bien.
En la primera parada comienza a sospechar que las paradas programadas tratan de sacar dinero a los turistas, demasiado obvio.

–¡Que porquería es esta! ¡Un engaña turistas! no hay posibilidad de tomar otro bus más tarde de la misma compañía para ir a tu aire –se lamenta el viajero murmurando en silencio– Al menos se puede tomar nota de los lugares que puedan resultar interesantes para volver a tu aire.
Regresa al centro para deambular por la plaza de armas y observar a las gentes.
Cansado de caminar se retira temprano. De camino se premia con una pizza acompañada de vino malbec de la región de Pisco. Conversa con los muchachos que allí trabajan y definitivamente se traslada al hotel.
Mañana visitaré el Monasterio de Santa Catalina y el Museo de la Catedral –informa al personaje que le observa al otro lado del espejo


PASEO POR AREQUIPA